EL DESAFÍO DE SUMAR SOBRE LO EXISTENTE
“Elegí la arquitectura porque me atraía la idea de explorar una práctica donde juegan la creatividad y el arte en contacto directo con el habitar, las personas en su cotidianidad”, explica Catalina (26 años). Con el tiempo, le fueron interesando varios de los caminos que abre esta carrera, “desde lo particular de una investigación proyectual, hasta la escala que implica el urbanismo, también la faceta teórica y la historia de la arquitectura”, enumera. Y cuenta que sigue la obra de varios arquitectos, entre ellos Carlo Scarpa, Louis Kahn, Enric Miralles y Pablo Beitía. En particular, le interesa la arquitectura que trabaja con la preexistencia o desde la búsqueda del sentido del lugar, las obras que surgen de un proceso de investigación de lo dado. “Si la arquitectura y los espacios existentes han ido construyendo nuestro habitar, nuestros patrones de comportamiento y la identidad colectiva de nuestra comunidad, entonces la composición arquitectónica que estudie, reinterprete y proyecte en base a la arquitectura existente va a lograr una buena asimilación e incorporación de este grupo humano. De esta manera puede convertirse en un símbolo en que esta comunidad de vea reflejada”, reflexiona. Catalina se recibió a fines del año pasado y actualmente trabaja en el estudio FJA, donde forma parte del equipo de dirección de obra y gerenciamiento de proyectos.