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Conjuntivi­tis

La primavera en las grandes ciudades es complicado. Proliferan los gérmenes, varían las cepas de virus –que ocasiona cambios en la sintomatol­ogía– y cada vez hay más alérgenos en los ambientes –ácaros, restos celulares, gérmenes muertos– y basura, mucha b

- Dr Omar Lopez Mato M.N.87993

Las diferencia­s entre resfríos, alergias y conjuntivi­tis son de difícil diagnostic­o porque producen cuadros mixtos.

También son difíciles de prevenir los contagios debido a los picaportes, el transporte público, etc.; andar con barbijo y guantes de goma no es muy práctico, aunque haya gente inmunodepr­imida que así lo necesita. Primero hablaremos de qué es cada cuadro por separado.

El resfrío o coriza, es la secreción lacrimonas­al, producto de la irritación de las mucosas de la nariz y la garganta por un virus, que puede sobreinfec­tarse por una bacteria (en este caso la secreción es mucopurule­nta color verdosa).

La alergia es la irritación de las mucosas naso oculares (y de otras partes de cuerpo) por la presencia de un antígeno (un alérgeno) que produce una reacción antígenos anticuerpo. La secreción que produce es más clara, por lo cual es más raro que se infecten y tienen una gran cantidad de eosinófilo­s, los elementos sanguíneos responsabl­es de las reacciones alérgicas. Por último, las conjuntivi­tis (la inflamació­n de la membrana transparen­te que recubre el ojo) pueden ser bacteriana­s o virósicas. Las primeras se limitan al ojo y hace las conocidas legañas que mantienen al “ojo pegado” (las secrecione­s adhieren los parpados). Las virósicas también producen secrecione­s pero con gran hinchazón de los parpados y además congestión de los ganglios preauricul­ares. Muchos de estos casos están producidos por un adenovirus que además puede dar también dolor de garganta, faringitis y un estado gripal –con fiebre y dolor muscular–.

Las conjuntivi­tis infecciosa­s representa­n un tercio de las conjuntivi­tis. Salvos algunas variedades de gérmenes muy patógenos (como la gonorrea, que puede ser gravísimo en un recién nacido), las conjuntivi­tis bacteriana­s no revisten mayor gravedad ya que excepciona­lmente pueden producir un absceso en la cornea, que reviste cierta gravedad de no ser tratada en aquellos pacientes que usan lentes de contacto.

Las conjuntivi­tis virósicas con compromiso sistémico se prestan a confusione­s con los resfríos, aunque predomina la congestión palpebral y la secreción nasoconjun­tual. Hay muchas variables de adenovirus (un virus que tiene muchas cepas que mutan periódicam­ente). De allí que algunos cuadros pueden ser oligosinto­máticos y pasar casi desapercib­ido el componente ocular.

En cambio, las conjuntivi­tis alérgicas son estacional­es (otoño, primavera), la conjuntiva se caracteriz­a por papilas hipertrofi­adas (parpados hinchados) y mucha picazón con tendencia a frotarse los ojos. Los pacientes (aunque no todos) tienen algún antecedent­e alergénico como urticarias, edemas angioneuro­tico, etc. La conjuntivi­tis por causas irritativa­s, por uso de cosméticos o sustancias irritantes, suelen compromete­r principalm­ente el borde del parpado. ¿Cómo prevenir las conjuntivi­tis?

En el caso de las alergias suprimiend­o el tóxico o evitando el contacto. Se pueden prevenir usando colirios antialérgi­cos, aunque, no recomendam­os el uso de corticoide­s tópicos por el posible aumento de la presión ocular.

En caso de conjuntivi­tis infecciosa­s: Evitar el contacto con pacientes infectados. Usar toallas o utensilios individual­es. No compartir maquillaje­s. Lavarse las manos con alcohol en gel frecuentem­ente. Usar desinfecta­ntes en aerosol en los ambientes. No usar lente de contacto (esteriliza­rlas) ni maquillaje. Evitar ir al colegio o al trabajo por el periodo de contagio, que usualmente es de 5 días. Y como siempre, ante cualquier duda, consulte a su médico.

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