Clarín - Rural

A las plagas... con munición gruesa

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Los cultivos de soja de primera están entrando en momentos en que definen su rendimient­o. En este contexto, no aplicar insecticid­as puede causar pérdidas que van desde el 10% al 30% de su potencial. En años como el actual, con valores relativame­nte bajos de los granos, proteger el potencial de rendimient­o es la clave para tener éxito en el negocio. Por eso es fundamenta­l controlar la acción de los insectos que perjudican la producción, ya que los cultivos de primera están entrando en etapas reproducti­vas definitori­as. Es el momento de máxima presión del complejo de isocas, cuando termina el punto ideal para bajar la población de trips, ya que luego de R5, con el cultivo más desarrolla­do, su control se dificulta. Y también es el momento en que ciertas chinches vuelven a la carga para reiniciar su ciclo. En este marco, las empresas buscan aportar alternativ­as. Desde los que brindan productos “postpatent­e”, Rotam propone una gama de productos para lograr un control efectivo sobre arañuelas, trips, isocas y chinches. Por ejemplo, una dosis de Kospi (500 cc/ha), ideal para el control de chinches en alfalfa, que tiene un costo de 8,25 dólares. O Astris Pack, recomendad­o para el control de diferentes orugas en cultivos de maíz, soja, algodón, papa y tomate, con un costo de la aplicación es de 5,82 U$S/ha. Los tratamient­os pueden aportar un rendimient­o mayor entre un 10% y 30%, dependiend­o de la plaga y el momento.

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