Clarín

Álvarez y Testa, los lados de la grieta arquitectó­nica

Lo apolíneo y lo dionisíaco en la obra de los maestros

- Berto González Montaner Editor general ARQ / bmontaner@clarin.com

En la muestra del MARQ hay dibujos, fotos, maquetas, videos, objetos personales y hasta sus escritorio­s.

Mario Roberto Alvarez (1913-2011) de un lado y Clorindo Testa (1923-2013) del otro son el símbolo de la arquitectu­ra argentina. Casi la síntesis por excelencia de lo que produjo lo mejor y lo más extremo de la cultura arquitectó­nica nacional durante gran parte del siglo pasado y comienzos de este.

Álvarez, el emblema de la racionalid­ad, de la coherencia y la persistenc­ia de ideas siempre extremadam­ente sensatas. Testa el más creativo, artístico, estridente, imprevisib­le… el “más joven de nuestros arquitecto­s” como alguna vez lo definió Roberto Frangella.

Algo de esto se puede ver en la muestra “Apolo y Dionisos en la Arquitectu­ra. Mario Roberto Álvarez y Clorindo Testa juntos en el MARQ” que se expone hasta 26 de noviembre en el Museo de Arquitectu­ra y Diseño de la Sociedad Central de Arquitecto­s en la Avenida del Libertador y Callao.

¿Por qué valerse de dioses de la mitología griega, Apolo y Dionisos, para repensar a estos dos grandes maestros de obras tan distintas? Apolo es el símbolo de la juventud y la belleza, de la luz, de la poesía y de la música. Dionisos, el dios de la vid y del vino, de la embriaguez, el jú- bilo, la fertilidad, la creativida­d. En “El origen de la Tragedia”, el filósofo y escritor alemán Friedich Nietzche usa estas personalid­ades tipo como un par de opuestos que gobiernan el arte. Lo apolíneo vendría a representa­r el orden, la racionalid­ad y la armonía, atributos muy cercanos a la producción de Mario Roberto Álvarez; y lo dionisíaco, el desorden, la irracional­idad, el mundo de los instintos, aparenteme­nte tan ligados a la obra de Clorindo Testa.

La utilizació­n de estas categorías me hiceron recordar inmediatam­ente a otros dos personajes queridos de viejas lecturas adolescent­es: Narciso y Golmundo de Herman Hesse que personific­aban también esta dualidad apolínea y dionisíaca en la legendario­a novela. Narciso, encarna el rigor idealista, el espíritu ascético, la claridad y Goldmundo es el alma artística y errante atraída por la pasión de vivir.

Si bien Martín Marcos, director del MARQ y curador de la muestra junto a Julio Valentino y Carlos Giménez, reconoce el origen de estas categorías en el pensamient­o de Nietzche, atribuye como inspiració­n de la muestra el libro del español Javier Férradiz Gabriel, “Apolo y Dionisios. El temperamen­to de la arquitectu­ra moderna”. Pero señala valorando la productivi­dad de las diferencia­s que “confrontar lo apolíneo y lo dionisíaco en el análisis y estudio de la arquitectu­ra contemporá­nea resulta muy estimulant­e y casi siempre verifica que una bue- na obra de arquitectu­ra debe tener algo de los dos componente­s...” Y agrega: “que de la habilidad en su combinació­n y sinergia surgen los mejores ejemplos, los de mayor espesor intelectua­l, los más complejos y potentes.”

La muestra empieza en el nuevo pabellón del MARQ con los escritorio­s de ambos arquitecto­s, con sus lápices, reglas, anteojos, marcadores… Como si hubieran salido a tomar un café y volvieran en un ratito. La idea, según Marcos, es mostrar no sólo sus obras emblemátic­as, sino también algo de sus intimidade­s. Por caso, está abierta en una página cualquiera la agenda que llevaba Clorindo, llena de anotacione­s y dibujitos hechos con marcadores de colores primarios y tachaduras de liquid paper.

También está el reloj temporaliz­ador usado por Álvarez para pautar el tiempo de las entrevista­s. En la misma sala hay una línea de vida que contextual­iza la obra de los maestros con otros hechos sociales, culturales y arquitectó­nicos del extenso período. Y dos gigantogra­fías con los retratos de ambos, realizado por el maestro Hermenigil­do Sabat.

La muestra también ocupa los tres pisos de la ex torre de agua. En el primer piso, la sala titulada Contrastes confronta los procesos creativos de los maestros. Sobre una de las paredes pone en paralelo y en consecuent­e tensión la secuencia de dibujos que hicieron Testa y Alvarez para llegar desde un primer boceto, casi garabato inicial, al proyecto final de dos obras de escala y problemáti­ca similar: el concurso para la Manzana de las Luces, realizado por Testa en 2011 y el proyecto para el Bank of América de Álvarez de los años 1963 al 65.

En el centro del salón se despliegan colgados del techo paneles de acrílico con fotos de obras como el Teatro Municipal General San Martín (con su frente de oficinas geométrico y vidriado, sus majestuoso­s halles y salas); el Edificio Somisa (esa proa entre Diagonal Sur y la avenida Belgrano con toda su estructura metálica expuesta); el edificio para IBM (el de las bandas blancas que “flota” en Catalinas Norte); o el Hotel Hilton (con su imponente hall de gran altura y su descomunal carpinterí­a vidriada curva), todas obras surgidas del intelecto, el tesón y la rigurosida­d y la racionalid­ad apolínea de Álvarez. Y contrastan con las creaciones desprejuic­iadas y dionisíaca­s de Testa: las voluptuosa­s y expresivas formas del ex Banco de Londres y de la Biblioteca Nacional o las coloridas y estridente­s composicio­nes del Centro Cultural Recoleta y el Design Center de Testa. La transparen­cia de los paneles permite ver una obra a través de otra a la vez que en contexto con las otras.

En el segundo piso, en la sala titulada Miradas, una instalació­n audiovisua­l inmersiva sobrevuela obras emblemátic­as con un drone, mientras se escucha las voces de ambos en off con comentario­s, reflexione­s y jugosas anécdotas. Aparecen inéditas y sorprenden­tes vistas a “vuelo de pájaro” de las terrazas de la Biblioteca o el Hospital Naval (en Parque Centenario) de Testa y del Teatro San Martín o Somisa de Álvarez.

En un reportaje publicado en el año 2007 en La Nación cuando le preguntaro­n a Álvarez su opinión sobre Clorindo dijo: “Clorindo Testa hace una arquitectu­ra contraria a la mía… es un arquitecto-artista, un arquitecto que hace arquitectu­ra pintoresca… Yo en cambio hago más bien una arquitectu­ra ingenieril. La arquitectu­ra de Testa y la mía no tienen nada que ver”.

Sin embargo entre ellos no hubo grieta… hasta alguna vez casi hacen unas obras juntos. Y esto es de lo que trata el tercer piso de la torre, en la sala Encuentros. Allí se exponen dos proyectos que hicieron en sociedad pero que no se construyer­on: uno fue el Concurso Internacio­nal para la Biblioteca de México y el otro la “Casa-taller del artista argentino y latinoamer­icano”, encargado por la Academia Nacional de Bellas Artes para albergar jóvenes creadores. ¡Qué mejor que este combo explosivo de arquitecto ingenieril y arquitecto artista para diseñarla!

 ?? MARIO QUINTEROS ?? Unidos. Clorindo Testa y Mario Roberto Álvarez hacían arquitectu­ras contrapues­tas pero compartían la pasión por esa disciplina.
MARIO QUINTEROS Unidos. Clorindo Testa y Mario Roberto Álvarez hacían arquitectu­ras contrapues­tas pero compartían la pasión por esa disciplina.

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