Clarín

El tiempo de la Gilosofía, esa verdad posta

- Fernando Sendra fernandose­ndra@clarin.com

Cualquiera puede ser filósofo …lo mismo que puede ser escultor, cantante o decorador de interiores. Pero se puede ser bueno, mediocre o pésimo filósofo. Sólo hace falta pensar con orden y avanzar sin que nos importen las consecuenc­ias, el destino es llegar a la verdad.

No sirven la intuición, ni el instinto, y hasta le diría que todo lo que uno pueda aprender de los grandes filósofos es verso. Nos abrirán miles de puertas y nos cerrarán millones. Ellos hicieron su camino y llegaron hasta donde pudieron; no consta si fueron felices, sólo que buscaron sus verdades.

Y tal vez ni siquiera haya verdad alguna que buscar y que coexistan cantidades infinitas y simultánea­s de verdades. Hasta sospecho que la mejor filosofía sea tomarse un mate en el umbral, o acariciar un perro sin más preocupaci­ón que mirar el horizonte, o compartir con nuestros seres queridos la mayor cantidad de momentos que podamos.

Pero lo que sea, debemos hacerlo con la convicción de que eso nos ayuda a ser felices. La búsqueda de la verdad es la Gran Filosofía, y debería tener un ministerio y un Estado que la ampare; el encuentro con la felicidad es la filosofía nuestra, la que cabe en la gente como nosotros, los que a falta de verdades buscamos el atajo de esa felicidad de entrecasa.

Me refiero a esa forma de felicidad que se recuesta,cómoda, en el asiento de plaza, de laguna quieta, de esa mesa con los amigos y nuestra gente más querida.

Esa felicidad será, más que ninguna, una verdad intransfer­ible, nuestra. La verdad de nosotros, los giles.

La Gilosofía, la verdad posta.

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