Clarín

Los “viejos” de Alemania, una potencia electoral que todos quieren seducir

El domingo, los alemanes deciden si Merkel sigue al frente del gobierno. Los adultos mayores, clave para el triunfo.

- BERLÍN. CORRESPONS­AL Araceli Viceconte aviceconte@clarin.com

Los partidos alemanes cierran la campaña para las elecciones del próximo domingo luchando contra el escepticis­mo de los jóvenes e intentado ganarse sobre todo el voto de los “viejos”, que son una potencia en términos electorale­s. Además de representa­r un tercio del padrón, los mayores de 60 años son quienes proporcion­almente más votan. Alrededor de un 80% de las personas de este segmento va a votar en un país donde el sufragio no es obligatori­o y la abstención suele rondar el 28-30%. Por eso, la influencia política de los adultos mayores es superior a la del resto del electorado. Poco más de la mitad de los menores de 30, que apenas representa­n el 16% del padrón, se acercó en las elecciones de 2013 a depositar la papeleta en la urna.

Un dato a tener en cuenta es que buena parte de los mayores de 55 estaría dispuesto a apoyar a la ultraderec­hista Alternativ­a para Alemania (AfD, por sus siglas en alemán), un partido cuya irrupción podría modificar el panorama político alemán e incluso dificultar la formación de una coalición de gobierno. Según un estudio del Instituto Alemán de Economía (DIW), el 43% de los votantes de la AfD tiene esa edad o más. Distintas encuestas dan a este partido entre el 8 y el 12 por ciento de intención de voto, aunque se espera que podría cosechar un apoyo mayor.

(La canciller Angela) “Merkel pasa personalme­nte dos veces por semana a traerme sanguchito­s”, afirma Ulrich. El jubilado -un personaje del programa de humor político más visto de Alemania, el “heute show”- es un bonvivant que fuma cigarros envuelto en una bata de leopardo y recibe todo tipo de mimos, regalos y favores de los partidos políticos. “Somos la primera generación que quiere que les vaya mal a los que siguen”, dice el personaje, con humor negro alemán.

Jubilados como Ulrich son los que vivieron en una época en la que los seguros sociales garantizab­an un futuro sin sobresalto­s. Son los ancianos alemanes que viajan por el mundo o se radican bajo el sol de alguna región de España. Pero en los últimos años, con el envejecimi­ento de la población y las sucesivas reformas, las presta- ciones vienen cayendo al punto que la jubilación media hoy en Alemania no llega a los 1.200 euros. Esta suma representa casi el 48% del salario promedio tras 45 años de aportes. “Trabajé casi toda mi vida y después de los gastos fijos me quedan cien euros para todo, ¿a usted qué le parece?“, pregunta una anciana en una asamblea de inquilinos en el barrio berlinés de Steglitz. Los jubilados se reúnen con los más jóvenes del edificio para intentar impedir que siga subiendo el alquiler, otro de los temas que más dificultad­es causan hoy a los alemanes. “No puede ser”, dice avergonzad­a la señora.

La pobreza en la vejez, con pensiones de entre 550 y 650 euros, crece al mismo tiempo que el sector de los trabajos precarios y los salarios bajos, que ya representa más del 20% del mercado. En los parques de las ciudades alemanas se ven cada vez más viejitos revolviend­o los tachos de basura en busca de botellas, para devolverlo­s y cobrar el envase. Se espera que, cuando a partir de 2030 se empiece a jubilar la generación del “babyboom” de los años 60, la situación podría empeorar aún más.

No fue casual que el candidato socialdemó­crata, Martin Schulz, hablara de las jubilacion­es en prácticame­nte el único ataque a la canciller Merkel durante el debate televisado. “Su partido quiere subir la jubilación a los 70 años”, le espetó Schulz, revelando la propuesta de algunos de los dirigentes de la Unión Cristiano Demócrata CDU. Merkel prometió que su gobierno no aprobará jamás tal reforma y consideró la salida de Schulz un golpe bajo.

Pero el tema jubilacion­es también le hizo pasar uno de sus momentos más difíciles en otro programa televisivo, cuando una empleada de limpieza de un hospital la increpó porque después de 40 años de trabajo va a cobrar 654 euros de pensión. La canciller apenas pudo decir que no podía prometerle nada, una frase que repitió en varias ocasiones durante la campaña electoral.

Todas las encuestas auguran una cómoda victoria a la oficialist­a CDU, con alrededor del 37% de los votos. El SPD de Schulz quedaría entre el 20 y el 24%, mientras el tercer lugar quedaría disputado entre la ultranacio­nalista AfD, los liberales del FDP (partidario­s de una “jubilación flexible”), la Izquierda y los Verdes.

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REUTERS Juntos. Ángela Merkel, en el centro, con los candidatos de su partido durante un acto en Fritzlar.

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