“No quiero hacer del tango una religión”
El tango es una permanente cantera de nuevos talentos, entre los que se destaca el pianista y director de orquesta Juan Pablo Gallardo, quien conjuga desde la tradición su mirada renovadora. “Mi trabajo apunta a desarrollar música de orquesta argentina, sudamericana, que suene fluida”, señala el músico, que toca hoy, a las 21, en el ciclo Oliverio a Toda Or
questa, en Oliverio Girondo, Vera 574. Nacido en Beccar, Gallardo se hizo profesional a los 16 años, y si bien tuvo formación académica, resalta el aspecto intuitivo en su aprendizaje. En sus comienzos participó de la Orquesta Escuela de Tango, dirigida por Emilio Balcarce. “Después, me hice pianista de laburo, tocaba tango ligado siempre a la danza, para un público extranjero, hasta que comencé a reemplazar a Oscar D’Elía en la Orquesta de Música Argentina Juan de Dios Filiberto, y empecé a tomarle el gusto a la dirección. También dirigí en la Orquesta El Vino Vardaro y tenía un trío con el que hacía música original”, resume este joven director de una orquesta de 30 músicos.
“No comenzó siendo tan grande; nació como orquesta de cuerdas, piano, contrabajo y bandoneón. A medida que la fuimos ampliando, nos comenzamos a dar cuenta que podía funcionar”, señala el pianista, que incluyó metales en la agrupación. Para Gallardo cada vez que hablaban de trompeta en el tango se remitían al encuentro de Dizzy Gillespie y Osvaldo Fresedo, y su versión de Vida mía.
“No podía ser sólo eso la participación de la trompeta en el tango. En la orquesta la toca Roberto Decarre, de una manera tanguera. No hay nada que explicarle. El estilo está dentro del músico, no en el instrumento. Por eso Decarre puede tocar de esa manera”, explica Gallardo.
En la orquesta de Gallardo, los metales tienen un tratamiento alejado de lo que sería una big band de jazz; están enmarcados en la melodía y no como simples voces solistas. Trom- petas y trombones trasmiten climas, engordan las atmósferas pero siempre –admite el director- con un tono de experimentación. “No hay todavía un manual de trombón para tango”, agrega.
Arreglista de fina pluma, para cada composición que aborda se plantea antes de un meduloso trabajo de investigación de su autor y de la pieza. -¿A qué te referís cuándo hablas de música sudamericana? -A la música criolla. Especialmente a los motivos melódicos criollos que son los que soportan todo tratamiento rítmico. Las raíces de la música argentina están en el folclore, y el tango, en su génesis está muy cercano a él. -El tango está muy presente en tu música , pero con una mirada menos dogmática. -Exactamente. Esa manera intuitiva en la que compongo y dirijo hace que si me cruzo con algo diferente lo pueda traer a mi mundo musical. No quiero que el tanguero se coma al músico, ni hacer del tango una religión. Hay orquestas-homenaje que trabajan bien y que cumplen una función dentro del género, pero no es lo mío. El camino seguro genera una retribución, pero no voy por ese lugar; no estaría poniendo mi corazón", concluye.