Clarín

La mamá fue condenada por ser parte de su banda y está presa en su casa

Se jactaba de los homicidios de su hijo y lo encubría. El papá de “Turrón” recibió una pena similar.

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“Ese fierro lo robó mi hijo solo. Solo fue y puso el pecho, que fue cuando mató al gendarme para robarle ese fierro. Estaba solo él”. Con orgullo, Jésica “La Rubia” González hablaba con una amiga sobre las aventuras de su hijo, César Maximilian­o Aguilera. La conversaci­ón fue parte de la investigac­ión iniciada tras el crimen del policía federal Ezequiel Alifraco. Esas y otras pruebas fueron utilizadas por los jueces del Tribunal Oral N° 3 de Lomas de Zamora que en julio del año pasado condenaron a la mujer a siete de años de cárcel por ayudar a “Turrón” a cometer delitos y esconder las pruebas.

Tras el fallo, González accedió a la prisión domiciliar­ia, ya que estaba embarazada y no tenía con quién dejar a sus cinco hijos. Según informaron fuentes del caso a Clarín, aún conserva ese beneficio, aunque la Justicia investiga si cumple con las condicione­s. “Hay denuncias sobre irregulari­dades y abandonos de la casa en la que está detenida. Se están evaluando para decidir si se le revoca el beneficio o si se toman otras medidas, como un control a través de monitoreo electrónic­o”, explicaron voceros con acceso al expediente.

En el mismo juicio en el que fue condenada González también fue declarado culpable Gustavo “Papilo” Aguilera, padre de “Turrón”, quien el momento del asesinato de Alifraco estaba detenido por piratería del asfalto. Durante la investigac­ión fue grabado mientras le daba consejos a su hijo y le prometía “mano de obra” para sus robos. “Espera que están por salir un par de pibes y algo va a pintar”, explicaba en uno de esos diálogos. Le dieron nueve años de cárcel.

Los hermanos Claudio y Damián Gumucio, cómplices de “Turrón”, fueron condenados a perpetua. Su suerte fue distinta a la de Aguilera porque cuando cometieron el crimen de Alifraco ya eran mayores de edad. El adolescent­e, que en ese momento tenía 15 años, fue señalado como el autor del disparo. Eso no impidió que recuperara su libertad al cumplir los 18 años.

Como parte de la misma banda

Ese fierro lo robó mi hijo. Solo fue y puso el pecho, que fue cuando mató al gendarme. Estaba solo él”.

Jésica “La Rubia” González, mamá de “Turrón”, en una charla por teléfono con una amiga.

también fueron condenadas otras dos mujeres. A Daiana Soledad Galeano le dieron seis años de cárcel. Para los jueces, era la encargada de esconder las armas y encubrir a los autores de los crímenes. También está detenida en su casa.

Soledad Ayala, conocida como “La Quemada”, recibió una pena mayor: le dieron 9 años de cárcel y fue traslada a una penal apenas terminó el juicio. Fuentes del caso confirmaro­n a Clarín que, tras un violento enfrentami­ento con otras detenidas, esta- ría gestionand­o el acceso a una prisión domiciliar­ia.

Uno de los hijos de Ayala, “Tumberito”, es el único prófugo que tiene la causa. Ya estuvo detenido por un crimen pero finalmente fue sobreseído y liberado. Cuando intentaron juzgarlo por integrar la asociación ilícita ya había desapareci­do. Eso no impidió que la familia Ayala continuara su vínculo con Aguilera. Fue a través de “Corazón”, hermano de “Tumberito”, que “Turrón” encontró un nuevo cómplice para sus robos. ■

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Otros tiempos. Jésica González, durante una visita a “Turrón” en el instituto en el que estuvo detenido.

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