Estudiantes de la UBA reclaman que los dejen entrar a estudiar
Las autoridades no dan por válidas las clases que se dictan en la calle. Los alumnos buscan volver a la normalidad.
Grupos de estudiantes de Psicología, Filosofía y Ciencias Sociales de la UBA, facultades que permanecen tomadas en apoyo a los reclamos docentes, intentan volver a la normalidad. Y lograr que continúen las clases sin perder el cuatrimestre. Pero las agrupaciones de izquierda que lideran las tomas se lo impiden. Los activistas obligan a que las clases se dicten en la calle o en los pasillos. Sin embargo, las autoridades aseguran que esa modalidad de enseñanza no es válida. Una profesora que quería dar clases concurrió con un escribano para certificar el impedimento.
Cuando en la tarde del viernes, el ministro de Educación Alejandro Finocchiaro anunciaba que habían llegado a un acuerdo con los gremios docentes (excepto Conadu Histórica, que es de izquierda), la mayoría de los estudiantes de Psicología de la UBA respiraron aliviados. Las sedes de esa facultad, al igual que las de Filosofía y de Sociales de la UBA, se mantenían tomadas hacía semanas, en solidaridad con los docentes que negociaban su paritaria y en reclamo de mayor presupuesto. En algunos casos los estudiantes corrían riesgo de perder el cuatrimestre, en otros la posibilidad de dar los exámenes de septiembre y también están los que pueden perder la chance de defender la tesis de graduación (son 115 sólo en Psicología).
Psicología está tomada desde el lunes 3 de septiembre, y allí los profesores que quieran dar clases están obligados a hacerlo en la calle, mientras que los administrativos solo pueden entrar a la planta baja, porque un retén de sillas no permite subir a las aulas de los pisos superiores. Pero al- gunos docentes se niegan a dar clases de este modo, o por el tipo de materia no pueden hacerlo. Además. las autoridades dicen que esas clases públicas no cumplen con las normas y por lo tanto no son válidas.
La facultad sigue tomada, pero ya no por la conducción del Centro de Estudiantes, que responde a un frente entre agrupaciones de izquierda y kirchneristas sino por militantes del Partido Obrero que, si bien no conducen el Centro, ganan en las asambleas y mantienen la posición de tomar la universidad sin dejar entrar a los edificios de las calles Independencia e Hipólito Yrigoyen.
Recién a las 22.40 de ayer, una muy peleada asamblea decidió mantener la toma tal cual estaba. Esa asamblea tuvo una gran novedad. Como siempre estuvieron las agrupaciones políticas, pero se sumó un grupo de estudiantes sin tradición política, que por primera vez se organizaron para tratar de influir en la asamblea y lograr que, si sigue la toma, ésta se haga al menos con las puertas abiertas y con la posibilidad de que se dicten las clases en forma habitual. No lograron imponer esta idea.
“Las posiciones en las asamblea son básicamente dos: seguir con las tomas con la facultad cerrada (como hasta ahora) o seguir la toma con la facultad abierta. Los únicos que mantienen la posición de tener la facultad cerrada son los del Partido Obrero, pero manejan la asamblea, traen gente que no es de la facultad y terminan ganando la elección. Por eso pedimos votar con la libreta de estudiante en la mano”, le dijo angustiada a Clarín una estudiante que prefirió mantener reservada su identidad.
Y agregó que “está de acuerdo con las reivindicaciones, con apoyar a los docentes, pedir mejoras en los edificios que se caen a pedazos, y pedir más presupuesto para las universidades. Pero no es de este modo”, se quejó amargamente.
El reclamo no es solo de los estudiantes. Este lunes, la profesora Silvia Vázquez, de la cátedra de Clínica de Adultos, se presentó a dar clases acompañada de un escribano para que tome actas sobre la imposibilidad de entrar al edificio (ver “Esto...).
Los estudiantes del Partido Obrero responsabilizan al rector por las clases que pierden los alumnos. “La toma se inscribe en el marco de la lucha docente. La hacemos con clases públicas para no perder contenido académico. Nosotros garantizamos las condiciones para la cursada, pero es el rector Jorge Biglieri el que suspendió las clases. Es un boicot a las clases públicas y una forma de amedrentar a los docentes con un aparato de propaganda para que no se lleven adelante”, le dijo a Clarín Roberto Bruzzoni, militante de la agrupación EPA del Partido Obrero, y estudiante de Musicoterapia.
En Filosofía también hay alumnos preocupados por la posibilidad de perder el cuatrimestre. Uno de ellos le dijo a Clarín que si la toma sigue, corre riesgo la continuidad académica. Un profesor de Ciencias Sociales, en tanto, contó que ayer por la mañana se podía acceder a la planta baja, aunque remarcó que había allí suficientes aulas como para poder dar clases en forma normal. También se usaron rincones de espacios de circulación en la misma planta baja, dijo. ■