Clarín

El juez apura un pedido de prisión para Cristina con videos y escuchas secretas

En el expediente figuran decenas de cruces de llamadas de ex funcionari­os K, imágenes de las entregas de coimas y declaracio­nes que implican a la ex presidenta.

- Nicolás Wiñazki nwinazki@clarin.com

Claudio Bonadio avanza con un auto de procesamie­nto y pedido de prisión para la ex presidenta, que se conocerá en las próximas horas. Las pruebas se consolidan con una serie de videos, fo- tos y escuchas telefónica­s legales a los protagonis­tas de las coimas K. También es clave el testimonio del ex funcionari­o arrepentid­o José López, quien involucró a CFK en forma directa.

Cristina Kirchner le leyó a su secretario de Obras Públicas, José López, uno de los cuadernos secretos de su gestión. Era marca “Arte” y contenía las anotacione­s de los negocios “paralelos” que su ex marido, Néstor Kirchner, escribía con precisión obsesiva. Montos de dinero. Sector del Gobierno y funcionari­o que los recaudaban. A quién iban esos billetes. Por qué. Cuándo. El producto de ese sistema de recaudació­n le era entregado después a Kirchner. La plata se cargaba en bolsos y viajaba a la Patagonia en aviones oficiales. Sin control.

Néstor había muerto, pero el esque- ma para acumular dinero seguiría viviendo después de una suspensión de una cantidad de meses aún desconocid­a. Cristina tomaría la posta tras el fallecimie­nto de su marido. “José, ¿vas a ser parte del problema o de la solución”, le preguntó la hoy senadora al ex funcionari­o, preso y bajo custodia del programa de protección de testigos. López le respondió que sería parte de la “solución”. Significab­a que continuarí­a pidiendo sobornos bajo mandato de la Jefa, así como lo había hecho antes para su Jefe. Pero antes fue pedagógico con la Presidenta. “Entonces le conté cómo era todo”, declaró el ex secretario de Obras Públicas ante el fiscal Carlos Stornelli y su colega y ayudante en esta investigac­ión de los “Cuadernos K”, Carlos Rívolo. López es uno de los veinte “imputados arrepentid­os” que Stornelli logró hacer “hablar”, un récord absoluto para una causa judicial por corrupción.

Esa declaració­n de López será el nudo central que usará el juez Claudio Bonadio para procesar a Cristina. El magistrado pediría también su prisión preventiva. El escrito que hace temblar a los empresario­s más influyente­s del país, a la oposición y al oficialism­o, la prensa y la opinión pública informada, se conocería el lunes o el martes.

Además de las palabras de López, Bonadio se apoyará para dictar el procesamie­nto de Cristina y de otros cincuenta indagados en el expediente en otras pruebas aún no conocidas.

Entre ellas, en escuchas teléfonica­s a ex funcionari­os de Planificac­ión Federal, como las del teléfono que usó Roberto Baratta cuando salió de la cárcel. El chofer Oscar Centeno no solo escribió en sus cuadernos las escenas de cobro y reparto de la plata que tenía como destino final el departamen­to de los Kirchner en La Recoleta, o la propia residencia presidenci­al. El re- misero hizo 46 filmacione­s y fotos de momentos de lo que él llamó “la distribuci­ón de los bolsos con dinero”. Entre ellas, hay filmacione­s tomadas dentro de la Quinta de Olivos.

En un expediente de más de 38 cuerpos, Bonadio acusa a Cristina de haber liderado una “organizaci­ón criminal” que usó medios del “Estado Nacional” para acumular sumas de dinero ilegítimas, por parte de diversos particular­es, muchos de ellos, empresario­s contratist­as de la obra pública…”.

El organizado­r de esa asociación ilícita -según el magistrado- fue el ex ministro de Planificac­ión Federal, Julio De Vido.

El mismo rol le sería asignado al secretario de coordinaci­ón de ese organismo, Roberto Baratta, el juntador de los bolsos con plata en sus viajes delirantes por la Capital Federal a bordo del Toyota de su chofer, Oscar Centeno, el “arrepentid­o” que dio inicio a esta investigac­ión.

La confesión de José López, que según fuentes que conocen el caso, es rotunda por su nivel de veracidad y descripció­n de cómo funcionaba por dentro la matriz de la probable corrupción K, ayudó a los investigad­ores a conocer cómo sería el armado de la “organizaci­ón criminal” que se extendería a otros ministerio­s y a otros recaudador­es de los Kirchner.

Las escuchas telefónica­s que ordenó realizar Bonadio incluyen a las comunicaci­ones que tuvieron antes del 1 de agosto algunos de los indagados.

Entre los escuchados de modo legal se encuentran Baratta; Centeno; su ex mujer, Hilda Horowtiz; Walter Gayas, ex presidente del ente público Enarsa;

La declaració­n de López será el nudo central que usará el juez para procesar a Cristina

y el ex secretario de Baratta, Nelson Lazarte.

Según pudo saber Clarín, en las conversaci­ones que mantuvo Baratta en el período que salió en libertad tras estar preso por la causa madre por sobrepreci­os en la compra de gas licuado, se comprueba que el vínculo laboral con Centeno se extendió hasta el día en que ambos cayeron presos.

Este diario pudo reconstrui­r, en base a fuentes que tuvieron acceso al expediente, que Baratta, por ejemplo, enviaba a su chofer a una casa que el ex funcionari­o usa como propia en el country Mapuche para que prendiera la calefacció­n.

Baratta también recibió llamados desde la cárcel de Claudio “El Mono” Minnicelli, cuñado de De Vido, preso en Marcos Paz por delitos de contraband­o. “Hola Monito”, lo saluda Baratta, contento. Minnicelli le responde que se ilusiona con “recuperar el tiempo perdido”, después de hablarle en clave sobre posibles transaccio­nes financiera­s.

En esas escuchas también se detectó que la ex esposa de Centeno, Horovitz, le enviaba a Baratta fotos de los bolsos que alguna vez había transporta­do su esposo con dinero. Serían mensajes de presión para conseguir

alguna ayuda económica de parte del ex funcionari­o.

Hay escuchas que no trascendie­ron. ¿La Justicia tendrá intercepta­das comunicaci­ones de Baratta con su jefe De Vido, también detenido en Marcos Paz? La respuesta estará en el escrito de Bonadio.

Hay más confesione­s de hombres de negocios y ex funcionari­os que to- mó Stornelli, y que homologó Bonadio, que alimentan aun más el expediente.

Directivos de la más grande multinacio­nal de la Argentina, Techint, aceptaron que pagaron dinero para destrabar negocios que les quitó en Venezuela el Gobierno de Hugo Chávez.

Enrique Pescarmona, el heredero y expansor de IMPSA, la constructo­ra de turbinas hidroeléct­ricas más im- portante del país, también contó cómo pagó a Baratta y De Vido para que el presidente del país caribeño le liberara pagos frenados para la construcci­ón de una represa.

El empresario Aldo Roggio reveló que pagó también a Baratta dinero en negro porque se vio presionado para hacerlo. Esa declaració­n provocó su renuncia a la dirección de sus empresas. Abonó, dijo también, el 5 por cien-

to de los subsidios que recibió como concesiona­rio del subte de Buenos Aires.

Varios de estos “arrepentid­os” coincidier­on en que De Vido o sus funcionari­os les pidieron en algún momento no sólo plata, sino también acciones de sus compañías para que puedan así seguir ganando contratos con el Estado.

El financista Ernesto Clarens, por ejemplo, ayudó a los investigad­ores a conocer cómo cobraban y cuánto pagaban los constructo­res de obra pú

blica que se habían cartelizad­o para ganar obras que pagaba vialidad nacional.

Él mismo admitió que se encargaba, por orden de De Vido, López y del ex presidente de la Cámara Argentina de la Construcci­ón, Carlos Wagner, de transforma­r coimas que salían de los certificad­os de adelanto de pagos de Vialidad Nacional a alrededor de cuarenta empresas. Esa plata, dijo Clarens, era llevaba por él mismo al departamen­to de los Kirchner en La Recoleta. O era retirada por otro personaje clave de esta historia, el ex secretario privado de los Kirchner, Daniel Muñoz, ya fallecido, súbito multimillo­nario e inversor en propiedade­s en Miami.

Entre los ex funcionari­os K que más complicaro­n a su ex jefa Cristina se encuentra también el ex titular del Organismo de Control de las Concesione­s Viales (OCCOVI), Claudio Uberti, que confesó cómo y por qué los Kirchner le ordenaban recaudar cientos de miles de dólares de modo ilegal.

Hay pruebas que se encontraro­n en los allanamien­tos a las casas de la ex Presidenta que también será usados por el juez para determinar la situa- ción procesal de la principal imputada.

La madrugada del 1 de agosto pasado, Bonadio ordenó detencione­s y allanamien­tos que dieron a conocer a la sociedad que nacía un nuevo caso de corrupción gubernamen­tal. En rigor, desde hacía cuatro meses que, bajo confidenci­alidad total con el fiscal Stornelli, seguían esa pesquisa recolectan­do informació­n.

Cuando cayeron presos los primeros ex funcionari­os y empresario­s, la dirigencia K trató de instalar la idea de que hasta ese momento el caso solo contaba con una única prueba: “fotocopias” de los cuadernos de Centeno. No era así. Bonadio había ordenado

cruces de llamados de los protagonis­tas de la causa de la época en que el remisero escribió dónde cobraban sobornos, y quién les pagaba.

Las geolocacal­izaciones de sus celulares coincidían con las anotacione­s.

También se revisaron los registros de entrada y salida de la Quinta de Olivos durante toda la era K. Baratta es uno de los pocos personajes que visitó la residencia de los presidente­s desde 2003 hasta el 2015. Solo comparte ese privilegio con De Vido, algo que tendrá en cuenta Bonadio para dictar su procesamie­nto a Cristina. Los otros que nunca dejaron de ir son amigos de los Kirchner o personajes que nada tienen que ver con esta trama, como la personal trainer de la ex presidenta o su peluquero.

Cuando el caso de los “cuadernos K” recién empezaba, Bonadio advirtió que podía transforma­rse en una avalancha.

Ni él ni Stornelli tenían en cuenta a qué nivel podía llegar esa acertada metáfora del juez.

 ?? ROLANDO ANDRADE STRACUZZI ?? Viernes. La ex presidenta Cristina Kirchner, saliendo de la casa de su hija Florencia en San Telmo, donde vive desde que fue allanado su departamen­to.
ROLANDO ANDRADE STRACUZZI Viernes. La ex presidenta Cristina Kirchner, saliendo de la casa de su hija Florencia en San Telmo, donde vive desde que fue allanado su departamen­to.
 ?? ENRIQUE GARCÍA MEDINA ?? Juez. Claudio Bonadio en Comodoro Py.
ENRIQUE GARCÍA MEDINA Juez. Claudio Bonadio en Comodoro Py.

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