“Es un viaje de sufrir”: la ardua travesía de una familia hondureña
Caravana. Desempleado, Armando decidió irse de su país con su esposa y su hija. Caminan desde hace dos semanas. Ya están en México y buscan llegar a EE.UU.
Tres pantalones, tres camisetas, esposa e hija. Unas sandalias. Poco más. Es todo lo que decidió llevar Armando cuando tomó la decisión de abandonar Honduras para irse a Estados Unidos.
Pese a las amenazas del presidente Donald Trump de que no permitirá el paso, la familia salió de San Pedro Sula hace unos días para sumarse a una caravana de migrantes centroamericanos que el lunes logró entrar a México desde Guatemala por el río Suchiate.
“Creo que es un derecho migrar, ya estando allá no sé cómo el presidente de Estados Unidos lo irá a tomar, pero es un derecho migrar”, dijo a la agencia DPA el hondureño de 29 años, en el parque central de la ciudad mexicana de Tapachula, con su esposa Nancy y su hija Samaria Belén, de casi tres años.
Ayer la familia se puso en marcha para ir a Huixtla, que está a 80 kilómetros de la frontera guatemalteca, a 750 kilómetros de su hogar y aún a miles de kilómetros de EE.UU.
Él se enteró de la caravana por unos amigos desempleados de su barrio en San Pedro Sula. “Y me vine”, contó. El grupo de migrantes está formado por unas 1.500 a 2.000 personas que empezaron su marcha el 17 de octubre. Otro grupo había salido desde esa ciudad unos días antes.
“No me costó mucho la decisión porque tomé en cuenta la falta de empleo en mi país, la falta de seguridad y de muchas cosas”, contó el joven, que trabajaba como vendedor ambulante. Aunque tuvo dudas. “Pensé mucho en el viaje porque es riesgoso, un viaje de sufrir, con los niños y con todo”.
En el camino fue tirando las camisas y pantalones que llevaba como muda para aligerar el peso. Su familia avanza ahora casi sin pertenencias, dependiendo de la buena voluntad de las personas que encuentra en esta agotadora travesía. En México una señora les dio un sitio donde dormir. Les han dado comida, cobijas, agua. No saben a dónde irán. Quizás a Miami, donde tienen una conocida que podría recibirlos. “Mi propósito es llegar hasta donde Dios lo permita y si me toca pues trabajar aquí en México lo voy a hacer, pero mi propósito es llegar a Estados Unidos. Tal vez allá nos dan una oportunidad”. ■