Gallardo se disculpó, pero igual lo van a suspender
El director técnico de River dijo que su ingreso al vestuario en Brasil, que estaba prohibido, fue “un impulso emocional”. Y que, para él, no fue “un acto de indisciplina”. Pero la Conmebol daría a conocer hoy una suspensión de entre 5 y 7 meses.
Con la tranquilidad que un líder debe tener en los momentos candentes. La misma con la que hay que enfrentar una situación límite. Tratando de bajar los decibeles a la locura que se percibe. Suelto y con ganas de hablar. Así se lo vio a Marcelo Gallardo ayer al mediodía, en el salón Auditorium del Monumental, al hablar de la final de la Copa Libertadores.
Vestido con un cárdigan, camisa y un pantalón de gabardina, y envuelto en una actitud zen, afirmó: “Yo lo que quiero transmitir es un mensaje de paz. Es un espectáculo deportivo y tenemos que vivirlo así. Debería ser normal que pueda jugarse con las dos hinchadas. Más allá de si hay visitantes o no, hay que llevar un mensaje de tranquilidad y que no pase de un partido de fútbol. Creo que tenemos que pensar que es un espectáculo único en lo deportivo. No pasa de ahí. El que salga vencedor tendrá la gloria absoluta y el que pierda deberá seguir peleando. No es vida o muerte”.
Gallardo preguntó: “¿Por qué pensamos siempre en qué le puede pasar al que pierde? Yo quiero disfrutar de este espectáculo deportivo que es hermoso, único e histórico”.
Sobre el riesgo futbolístico a que una posible derrota opaque lo que logró hasta ahora, enfatizó: “Nada ni na- die va a quitar ni a borrar lo hecho hasta acá. Esta es otra página del libro y estará en nosotros seguir siendo parte de la historia o no”.
Y con respecto a cómo puede darse la final, Gallardo comentó: “Los favoritos somos los dos, que hemos llegado merecidamente a esta final. Después habrá que jugar el partido y resolverlo desde adentro. En estos días se va a hablar muchísimo y nosotros tenemos que estar enfocados en el trabajo diario. No debemos salirnos de lo nuestro, que es lo único que nos ha mantenido fuertes hasta acá. No tenemos por qué cambiar nuestras formas”. ■