Clarín

La extorsión de un comisario a una mujer: “¿Qué vas a entregar por tu libertad?”

El oficial será juzgado desde hoy junto a otro policía por privación de la libertad, extorsión y abuso sexual de una feriante. La víctima tiene estrés postraumát­ico.

- Luis Moranelli lmoranelli@clarin.com

Liliana Herrera (45) todavía recuerda la fascinació­n que le generó conocer el detrás de escena de un desfile. Los movimiento­s cronometra­dos, los flashes de los fotógrafos y la presencia de las modelos que recorrían la pasarela. Esa experienci­a, durante sus días como vendedora de ropa, hoy es solo un recuerdo. Forma parte de una vida que quedó enterrada hace más de dos años, cuando denunció a policías bonaerense­s por abusarla dentro de la comisaría 10° de Ingeniero Budge, en Lomas de Zamora. Desde ese día sale poco de su casa: si ve a más de tres hombres juntos entra en pánico.

Este martes el oficial Gerardo Daniel Ibarra (32) y el subcomisar­io Eliazar Amaro Beckman (47), dos de los policías acusados por Liliana, serán juzgados por privación abusiva de la libertad y extorsión. Al subcomisar­io, quien ese momento estaba como jefe de la seccional, también le imputan el abuso sexual agravado.

Tal como contó Clarín, la víctima denunció que fue detenida el mediodía del 1° de junio de 2016 en la esquina de Elizalde y Olimpo. Allí funcionaba la feria en la que la mujer y su esposo cobraban por tareas de seguridad. “Subí al patrullero”, le habrían dicho tres hombres vestidos de civil. Luego de dar algunas vueltas, le aclararon: “Todos los sábados queremos un sobre con entre $ 3.000 y $ 5.000”. Si no cumplía, ya no podría seguir trabajando en la zona.

Liliana cuenta que se negó a entregar ese dinero y que por eso la llevaron hasta la comisaría 10°, ubicada debajo del viejo Puente La Noria. No es una seccional más. Con jurisdicci­ón sobre La Salada, y a pesar de los constantes cambios de jefes, es considerad­a como una de las “cajas negras” más importante­s de la Bonaerense. Primero la dejaron encerrada en una oficina. “Me hicieron sacar la ropa y me vaciaron la mochila”, recuerda la víctima en diálogo con Clarín.

Lo peor comenzó minutos después. “El subcomisar­io me llamó. Me acerqué y me llevó hasta un cuartito de la terraza. Me agarró de los pelos y me puso contra la pared. Después sacó un papel en el que había varios nombres. ‘Acá está toda la gente que me paga. Vos también tenés que pagar’, me dijo”, relata Liliana, madre de dos hijos de 13 y 18 años. Habla pausado. La medicación psiquiátri­ca que toma a diario la mantiene adormecida. Por eso Claudio, su esposo, está preocupado por la reacción que tendrá cuando esté cara a cara con los acusados.

Los maltratos siguieron. “Mientras me tenía agarrada me preguntó: ‘¿Qué estás dispuesta a dar por tu libertad? ¿Cuánto vale?’. Después me empezó a besar y a tocar. Me desabrochó el pantalón y se bajó el de él. Yo me puse a llorar y le supliqué que no me hiciera nada”, cuenta la víctima.

Liliana fue liberada cerca de las 17. En la comisaría ya estaba su esposo, quien había llegado alertado por personas que vieron el momento de la detención. “Primero me negaron que estuviera ahí”, recuerda Claudio. Cuando finalmente la dejaron salir, ambos se subieron a su camioneta para regresar a su casa. Hicieron unas pocas cuadras y ella se quebró. Ese mismo día hicieron la denuncia.

Beckman e Ibarra estuvieron detenidos durante un mes. Les concediero­n la excarcelac­ión luego de que el fiscal que en ese momento estaba a cargo de la causa desestimar­a la acusación por abuso al considerar que no había pruebas suficiente­s. Ambos fueron separados de la Bonaerense.

Dos años después, tras una nueva instrucció­n encabezada por el fiscal general Sebastián Scalera, los ex policías deberán explicar en el juicio oral las irregulari­dades detectadas en los registros de la comisaría. La acusación estará a cargo del fiscal Pablo Rossi.

Según informaron fuentes del caso a Clarín, en el libro de guardia no se asentó la presencia de Liliana. Después de que la víctima hiciera la de-

nuncia se agregó una anotación que indicaba que por un “error involuntar­io” se había omitido informar que la mujer había abandonado la comisaría a las 18.

Un día después, un policía de la comisaría 10° se presentó ante la UFI N° 8 para informar sobre un hecho ocurrido el día anterior que, según explicó, también había sido omitido por error. El agente aseguró que habían intervenid­o en una pelea en la feria “El Olimpo”, adonde un grupo de puesteros supuestame­nte había querido “linchar” a Liliana, a quien denunciaba­n por extorsión.

Para los investigad­ores, los agentes involucrad­os trataron de “acomodar” el relato para ocultar su verdadera intención: exigirle dinero a Liliana a cambio de permitirle seguir con su trabajo en la feria. Beckman, además, será juzgado por el abuso. Según informaron fuentes del caso a Clarín, los peritos que entrevista­ron a la víctima descartaro­n "indicadore­s de fabulación" y detectaron la presencia de un “trastorno de estrés postraumát­ico” compatible con un caso de ataque sexual.

Liliana y su esposo esperan que el juicio les permita conseguir algo de paz. “Nos amenazaron de muerte de todas las maneras, nos tuvimos que mudar más de una vez, no podemos salir a la calle sin pensar que nos va a pasar algo. Si condenan a los acusados vamos a estar un poco más tranquilos, pero nos preocupan los otros policías que estaban ese día en la comisaría y siguen trabajando como si nada”, concluye Claudio.

 ?? ARCHIVO ?? Víctima. Liliana Herrera (45) tiene miedo de salir de su casa desde que sufrió el ataque en la comisaría de Budge, hace dos años. Entra en pánico cuando ve a más de 3 hombres.
ARCHIVO Víctima. Liliana Herrera (45) tiene miedo de salir de su casa desde que sufrió el ataque en la comisaría de Budge, hace dos años. Entra en pánico cuando ve a más de 3 hombres.

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