El Súper TC 2000 tuvo revancha por la suma de buenas decisiones
En 2016, la gente estuvo, pero el clima no ayudó: se largó un diluvio y la fiesta de los 200 Kilómetros del Súper TC 2000 quedó bajo el agua. Un año después, la lluvia volvió a hacerse presente y el especial público de Buenos Aires decidió faltar a la cita. Por eso la categoría necesitaba una revancha. Y la tuvo el domingo pasado, con 28 mil personas que en el Gálvez vivieron una jornada soleada, al ritmo de Facundo Ardusso y compañía.
Esta vez los planetas se alinearon en favor de una categoría que suele penar cuando llega al autódromo de la avenida Roca. Porque la campaña de difusión funcionó, como no lo había hecho en 2017. Y mucho menos en la carrera de marzo pasado, que abrió la temporada. Esas dos situaciones fueron dolorosas para directivos, equipos y pilotos, al ver las tribunas vacías. Sentían que corrían casi exclusivamente para la televisión. Pero esta vez fue diferente.
El clima fue uno de los grandes responsables del reencuentro de la gente con el Súper TC 2000. Esta vez no hubo pronóstico de lluvia y, por el contrario, se presentó un día que se anticipó más de un mes y medio al verano: 26 grados al mediodía, con un sol pleno, de esos que dejan coloradas las mejillas.
Así el público recibió con buenos ojos las miles de entradas que se regalaron en la previa a través de medios de comunicación y de los sponsors. Por eso el Gálvez se mostró como a todos les gusta.
“Es muy lindo correr con el autódromo lleno. No nos tiene que dar vergüenza regalar entradas”, se animó a decir Ardusso tras ganar.
El pensamiento del Flaco de Las Parejas revela una situación que viven las categorías nacionales, que se pelean por demostrar cuál es más popular. En esa absurda disputa, manejan números irreales al hablar de la gente que va a ver las carreras y cuando piensan que son los que más convocan, se llevan una sorpresa cuando ponen en venta las entradas. Pasa con una y con otra.
Le ocurrió al Turismo Carretera en la carrera de los 1.000 Kilómetros de este año, tras un debut en 2017 que superó las expectativas. Ese año se regalaron entradas y al siguiente se las cobraron a la gente. Conclusión: hubo mucho menos público en la segunda edición, lo que golpeó al orgullo de más un dirigente.
“Hay que entender que la situación está difícil para todos en el país y que hay que trabajar para que los patrocinadores cubran el costo de esas entradas. Lo de esta edición fue algo increíble”, agregó el ganador, con un claro mensaje para la nueva conducción del Súper TC 2000, ahora a cargo de Edgardo Fernández.
No estaría nada mal escuchar a los pilotos. El automovilismo necesita de ellos y de la gente. Ese es el camino. ■