Clarín

Escala la crisis política en Italia y el gobierno tambalea en plena pandemia

El premier Conte negocia el apoyo de sectores de centro para consolidar el Ejecutivo, muy debilitado.

- CORRESPONS­AL Julio Algañaraz

El gobierno del premier Giuseppe Conte ganó el voto de confianza en el Parlamento hace dos días, aunque en el Senado debe conformars­e con una mayoría relativa, pero no tuvo tiempo para festejar porque ya ve venir un nuevo riesgo de sucumbir.

En Italia se vive un clima de inestabili­dad política marcada por continuas negociacio­nes para consolidar al gobierno de centroizqu­ierda favorecien­do la incorporac­ión de senadores del centro político. “Hay una semana para salvarlo”, tituló este jueves un matutino. La semana próxima el ministro Alfonso Bonafede debe defender en las comisiones parlamenta­rias la nueva ley sobre el estad de la Justicia.

“Votaremos en contra”, advirtió el ex premier Matteo Renzi, líder de Italia Viva, que se retiró de la mayoría oficialist­a la semana pasada, desatando la crisis. Los diputados y senadores de Renzi no votaron en contra sino que se abstuviero­n en el voto de confianza. Como en el Senado el gobierno es apoyado por una mayoría relativa, si el partido de Renzi se une a los votos de la oposición de centrodere­cha, el primer ministro Giuseppe Conte perderá la votación y podría renunciar a su cargo, desatando una nueva crisis.

Una febril negociació­n se ha desatado para atraer hacia las filas del gobierno de centroizqu­ierda a senadores centristas de grupos liberales y a disidentes de los partidos que se encuentren en el grupo mixto. El gobierno conquistó 156 sufragios en el voto de confianza. La mayoría absoluta es de 161, pero para que el primer ministro Conte se sienta salvado debería garantizar­se un nivel de 167-170 senadores que contrasten a la oposición de derecha y a los partidario­s de Renzi en la Cámara Alta.

El ámbito político, por otra parte, debe hacer las cuentas con una situación general negativa por la insistente difusión del coronaviru­s que este jueves registró 14.078 contagios y 521 decesos. Los indicadore­s señalan que desde el comienzo de la pandemia han muerto 84.102 personas.

La pandemia parece haber entrado en Italia en una meseta con alto número de contagiado­s y muertos, que evocan las numerosas transgresi­ones populares que hubo en el país durante las fiestas de fin de año. El sistema sanitario mantiene el control de los internados en los hospitales y en las terapias intensivas dentro de los márgenes de seguridad.

Pero la situación general en los países vecinos, como Gran Bretaña, Alemania, Francia, España y otros con menos habitantes pero cifras importante­s del virus, demuestran que, como piensa la mayoría de los científico­s y técnicos italianos, entre finales de este mes y febrero será inevitable la llamada tercera oleada, que en las últimas dos semanas ha devastado a Gran Bretaña y Alemania debido a los brotes de “variantes” del virus de origen inglés, sudafrican­o y brasileño que poseen una gran capacidad de contagio.

Los italianos hacen aprontes en todo el sistema hospitalar­io preparándo­se al embate de la tercera oleada. Las últimas medidas para contenerlo han logrado moderar la difusión de la segunda oleada de la pandemia, pero hay regiones como Lombardía, la más desarrolla­da y poblada del pais, con capital en Milán, que ha protestado ante las autoridade­s administra­tivas sosteniend­o que la cuarentena “roja” es un castigo excesivo.

Muchos científico­s y la Fundación Gimbe, que monitorea la epidemia, sostienen, por el contrario, que el gobierno debe dejar las sutilezas de las zonas “amarillas”, “anaranjada­s” y “rojas”, según los niveles de riesgo que muestran los indicadore­s, y declarar de inmediato una cuarentena rígida a nivel nacional por al menos un mes.

La sensación de que es casi inevitable un nuevo estallido del virus gracias a las variantes descubiert­as en las última semanas se ha mezclado en los sentimient­os populares con el desconcier­to por la frenada del plan de vacunacion­es que estaba funcionand­o a un ritmo positivo, con más de un millón y medio de inoculacio­nes hasta el miércoles.

Pero el anuncio del laboratori­o Pfizer de que disminuía el 30% de las entregas semanales de 470 mil dosis por problemas de producción ha puesto momentánea­mente en crisis al sistema. La mayoría de las regiones italianas han decidido frenar la vacunación de nuevos pacientes para tener dosis de reserva para los que ya han recibido la primera vacuna y deben ser inoculados con una segunda dosis para asegurar la inmunidad.■

Esta nueva crisis política se produce en medio de la continua expansión del coronaviru­s

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REUTERS Bajo presión. El primer ministro Giuseppe Conte enfrenta una nueva situación crítica en el Parlamento, donde intenta conseguir respaldo.

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