River mostró otra vez síntomas de mejoría en su funcionamiento y se ilusiona con más
Driussi marcó el 1 a 0. Empató Lema. Apoyado en la buena tarea de sus volantes el equipo de Gallardo supo reponerse y lo liquidó con un tanto de Pity Martínez, quien nuevamente fue la figura.
Está lejos aún de la punta pero River, de a poco, se va amigando con el torneo local. Tan enfocado en las Copas últimamente, de las que tanto rédito cosechó, el conjunto de Núñez no venía teniendo buenas presentaciones en el ámbito doméstico, en el que la irregularidad predominaba. Sin embargo, sacó diez de los últimos doce puntos en juego y empieza a tener una regularidad necesaria para alcanzar, al menos, el objetivo de ingresar a la Libertadores del próximo año. Fue un domingo redondo para River. Le ganó a Belgrano, un rival siempre complicado, y su juego sigue creciendo. Marcelo Gallardo le va dando forma a un esquema que ya utilizó (en la mítica noche de Belo Horizonte contra Cruzeiro en los cuartos de final de la Libertadores 2015, por ejemplo) y que volvió a cobrar vigencia para encajar de la mejor manera a sus piezas. No fue una novedad haber hecho jugar a Gonzalo Martínez por la derecha del mediocampo contra Lanús porque el Pity ya había jugado en ese sector. Sí fue
una grata sorpresa porque el ex Huracán jugó su mejor partido en River esa noche en La Fortaleza granate y por eso ayer volvió a apostar a la misma fórmula. Y Martínez volvió a tener otro partido muy bueno, siendo la figura del mismo. Y en ese mediocampo de posiciones variadas, Nacho Fernández se ubicó por el medio (como lo hacía el año pasado), más adelante que Ponzio, y Ariel Rojas por la izquierda. Los tres por delante de Leonardo Ponzio, el parabrisas de la mitad de la cancha.
Esos tres pies zurdos del mediocampo son los que le están dando la fluidez que el Muñeco esperaba al circuito de juego de River. El más claro, el de Rojas, es de donde sale el toque más preciso, más cuidado, más pensado. En el de Nacho hay una búsqueda de un pase entre líneas y en el del Pity hay un intento permanente de desequilibrio. Y de gol también. Porque fue el ex Huracán el que definió el encuentro apareciendo sólo en el área por la derecha, tras una buena jugada que se inició en la izquierda, desde el botín zurdo de Rojas, pasó por Iván Alonso, otro zurdo y continuó en Milton Casco, antes de que la pelota le llegase a Martínez
El primer gol de River es un claro ejemplo de lo que el entrenador pretendo. Hubo trece toques antes de que
la pelota besara la red, después del centro de Rojas y la aparición de Sebastián Driussi para empujar la pelota. Se ensució en el final, es cierto, porque el balón pegó en el palo y rebotó en el arquero Lucas Acosta pero no opacó la maravillosa jugada que le precedió. El árbitro le otorgó el tanto al delantero.
Si River no jugó un gran partido fue porque dejó algunas dudas del medio
para atrás, donde no contó con la firmeza necesaria para contrarrestar los esporádicos ataques de Belgrano, que por momentos lo complicó con las trepadas de Lucas Melano y de Jorge Velázquez y el inquietante Matías Suárez. También apareció Augusto Batalla para sacarle un mano a mano a Claudio Bieler al comienzo del encuentro. En muchos pasajes del partido el retroceso de River no fue bueno, entonces quedaron algunos huecos por el medio. Y Belgrano se animaba. Como lo hizo Lema, quien salió del fondo y armó una gran jugada con una do-
ble pared para empatar transitoriamente y acallar al Monumental por unos minutos. Sin embargo, el conjunto cordobés no aprovechó esos minutos. Por algo, está cumpliendo la peor campaña desde que retornó a Primera División en 2011.
River no contó en el primer tiempo con la lucidez de Driussi, pero el juvenil delantero se despertó luego del gol y en el complemento acompañó mucho y bien el circuito de juego con los volantes. Y Alonso, que merodeó el gol pero falló en la definición, también tuvo su participación en el segundo tanto. Se está viendo una versión mejorada del River de Gallardo luego de un 2016 productivo en resultados (por las obtenciones de la Recopa y de la Copa Argentina) pero irregular desde el juego.
River fue paciente. No se desesperó pesar de la igualdad celeste y siguió en la misma búsqueda. La del toque corto y seguro. La de la movilidad. La de afirmar los pases para avanzar. Y así llegó rápidamente el segundo gol con esa linda jugada armada entre Rojas, Casco, Alonso y Martínez. Y pudo hacer otro más, tras un contraataque sobre el final iniciado en Ponzio y continuado en el Pity, quien le sirvió el gol
Tomás Andrade, que inexplicablemente no empujó con fuerza la pelota
le permitió al arquero Lucas Acosta salvar el gol en la línea. Tampoco se amedrentó con el juego fuerte que propuso Belgrano y los cortes sistemáticos. Siguió en su intento de jugar el
equipo de Gallardo. Y encontró el premio de la victoria por esa saludable forma de buscar el resultado.