GQ Latinoamerica

DE TOKYO CON AMOR

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Gracias a su trabajo en la serie La casa de papel, la actriz españo- la Úrsula Corberó se encuentra, de manera inesperada, en el cen- tro de la escena inter- nacional. Y tuvo que aprender rápidament­e a deshacerse de juicios reflexivos y calumnias para proteger su ten- dencia natural a vivir como le plazca.

Si eres joven, bonita y popular gracias a una serie de televisión, y un sitio escribe (aunque no sea verdad) que has participad­o en una orgía, puedes: a) escan- dalizarte y desmentirl­o o b) dejar que hablen y reírte de ello. Quizá las chicas elegirían la primera opción y los caballeros la segunda, aunque Úrsula Corberó diría que tenemos un problema.

Pero de esto hablaremos más tarde. Debemos precisar para todos aquellos que se encontraba­n dormidos mientras una tempestad global llamada

La casa de papel golpeó las redes sociales, que Úr- sula (clase 89 de Barcelona) es el personaje princi- pal de la serie transmitid­a por Antena 3 con discreto éxito en España, que, posteriorm­ente, se convirtió en un fenómeno global gracias a Netflix. La historia de ocho desesperad­os que toman la Casa de Mo- neda de Madrid con el fin de imprimir 2.5 millones de euros, rebautizad­os con nombres de ciudades y guiados por un misterioso “Profesor”, se convirtió en el show de lengua no inglesa más visto de to- dos los tiempos (a tal grado, que la plataforma de

streaming, incluso cuando la historia parece haber terminado con el final de la segunda temporada, ha anunciado que en 2019 llegará la tercera entrega). A todos los demás, que hemos estado al tanto del serial, pero que no recordamos el nombre de los ac- tores, les bastará saber que la chica de ojos oscuros y cabello corto que se sienta frente a mí en un café de la capital española —a la derecha de un callejón del barrio Palacio— es Tokyo. “Es una bomba de personaje, el mejor que puedas imaginar. Y luego el nombre, no lo cambiaría por el de ninguna otra ciudad”, me asegura Corberó. A propósito del mote: su cuenta de Instagram (con casi 6 millones de se- guidores; todo un récord femenil en su país natal) es @ursololita, porque Lolita, que también es como se llama su mascota, es el apodo que siempre le han dado. En su bio se define como “actriz con nombre de bruja, pulpo y fea (la bruja, digo)”. Para quienes son ajenos al universo Disney, Úrsula es la principal enemiga de la princesa Ariel en la cinta

Úrsula Corberó (29 años, barcelones­a) da vida a Tokyo en la serie La casa de papel, transmitid­a primero en España y luego lanzada a nivel mundial por Netflix.

“Entre muchos, es uno de mis filmes favoritos”, nos revela. “Imagínate mi trauma de niña. Todas decían: ‘Yo soy Pocahontas’, ‘yo soy Bella o Jazmín’, y cuan- do les revelaba que yo era Ariel, me respondían: ‘No, tú eres la bruja’. Hoy la villana me gusta más”.

En vivo, Corberó parece más pequeña que el personaje sexy al que ha dado vida en la pantalla chica. Creció en una familia simple, todavía pien- sa y sueña en catalán, y en catalán fue que hizo su primer trabajo como intérprete, a una corta edad. Apenas alcanzó la adultez, llegó a Madrid y encon- tró el éxito en Física o química, una serie que se- guía las aventuras de un grupo de estudiante­s. La historia de la orgía viene de ahí. A inicios de 2016,

a través de una entrevista, contó que los cuatro años que estu- vo en el show fue uno de los periodos más despreocup­ados de su vida: con 10 chicos llenos de belleza, hormonas y alegría de vivir que prácticame­nte vivieron juntos, es fácil imaginar que se hicieron parejas, en diferentes combinacio­nes. “Pero sin compro- miso”, especificó aquella vez, “y sin herir a nadie”. La entrevista se publicó sin hacer ruido, hasta que, varios meses después, alguien la encontró en Internet. Por la mañana, el título era Las sensuales

confesione­s de Úrsula Corberó; por la tarde, había cambiado a Las orgías de Úrsula Corberó. Se convirtió en trending topic en Twit- ter y la española comenzó a recibir llamadas de amigos (¿en qué estabas pensando?). No faltaron los comentario­s escandaliz­ados de las mujeres y los divertidos por parte del género masculino; ellas desmintien­do y los actores en silencio. “Me niego a dar en- trevistas con el culo apretado. Me gusta hablar libremente y si se desencaden­a un lío porque una oración es tergiversa­da, no es mi problema. Prefiero hacerlo y seguir siendo yo misma. Al final, pedí disculpas a mis compañeros de la serie, ya que puedo hablar por mí, pero no es justo que lo haga por ellos. Aunque no por lo que dije o hice. Después de todo, nunca he hablado de orgías: incluso si fuera cierto, ¿quién demonios se lo diría a un extraño? No me interesa que la gente crea que soy perfecta o la chica que escoge adecuadame­nte las palabras”.

Fueron las mujeres, recuerda Úrsula, las más duras: “No es un problema de género, pero sí de la sociedad, de lo exigente que somos con nosotros mismos, de lo que nos enseñaron y se quedó con nosotros; de lo que los hombres esperan de ti y de roles que deben de cambiar. Las mujeres que criticaron mis palabras (que ni siquiera dije) fue porque las vieron como una ofensa para las chicas del reparto, como si por ser mujer, tener sexo por mera diversión fuera una perversión y no algo normal y sano”.

TAMBIÉN HAY ALGO DE FEMINISMO detrás del orgullo de Úrsula por La casa de papel. La acción se concentra comúnmen- te en el género masculino, pero en esta ocasión está el woman

power: Tokyo con las riendas de la situación, acompañada de Nairobi, quien enseña a Allison, una de las rehenes, a creer en sí misma gritándole al espejo: “Soy la puta ama”. Pero la verdade- ra arma vencedora, aquella que empujó al público a amar a los criminales, es la idea de un grupo de individuos marginales de la sociedad que desafía al sistema al canto de “Bella Ciao”. “Han co- metido errores, aunque no son malas personas; son sobrevivie­n- tes”, dice Úrsula. “La gente se identifica con su lucha desesperad­a contra el poder, y algo que me conmueve es el afecto que, gracias a ellos, se dirige a nosotros”. Me enseña en su Instagram un video grabado el último día en el set, el 6 de agosto de 2017: abrazos, lá- grimas y “Bella Ciao” para celebrar aquello que describe como “el viaje más intenso de mi vida”. “Fue una experienci­a inolvidabl­e”, cuenta; “por ocho meses, vivimos juntos, reímos juntos, lloramos juntos. Sabíamos desde un inicio que estábamos haciendo algo extraordin­ario. Cuando me dijeron que Netflix se encargaría de llevar la serie al extranjero, pensé: ‘Increíble, pero ¿quién la va a ver?’. El día posterior al estreno global, me encontraba en Uru- guay, y en una fiesta se me acercó alguien y me dijo: ‘Tokyo, ¡eres una diosa!’”. Estoy dispuesto a asegurar que estos seguidores se duplicarán en un año y que el porcentaje de personas que no sean españolas aumentará aún más.

Este otoño, Corberó comenzará a rodar la tercera tempora- da, la cual, asegura, luego de leer un poco del guion, “será mu- cho más explosiva”. Y si tienes curiosidad, síguela en Instagram porque ha tomado el hábito de compartir algunos detalles acerca de su trabajo y su vida privada, incluyendo el torso desnudo de su prometido, el actor argentino Chino Darín, durmiendo sobre la cama en sus recientes vacaciones a Mykonos, o a ella bailando sola en casa en las Insta Stories. “Después de haber superado la paranoia de tener que proteger mi intimidad, vivo mucho mejor. Me siento más libre, posteo lo que me viene de manera natural, sin darle demasiada importanci­a. Obviamente, con límites. Sin embargo, sí me asusta el hecho de que la historia de muchas personas esté ahí dentro. Creo que las redes sociales deberían hacer evoluciona­r a la realidad, no cambiarla. Estoy vacunada, aunque cuando llega la onda de la crítica y los insultos, siempre es algo terrible. Te podría decir que no me importan, pero no es verdad: todos nos fijamos cuántos likes tenemos, a todos nos gustar sabernos queridos”, remata.

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Traje de baño, American Apparel Sombrilla, Knirps
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Ropa interior, Dolce & Gabbana

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