ANATOMÍA DE UN CLÁSICO
La inclinación de Cartier hacia apostar por la perfección de piezas de arquitectura esqueletizada, comprueba el fundamento de la maison por ir un paso adelante, reforzando la idea de que lo importante es lo de adentro.
En la industria relojera, podemos encontrar un sinfín de modelos esqueleto, piezas mecánicas cuyas partes movibles son visibles desde el exterior del reloj, ya sea por el frente, la parte posterior o a través de una abertura definida para estos fines. Sin embargo, para Cartier, los relojes skeleton resultan ser todo un ícono para la maison, pues dejan muy en claro que si de forma y contenido se trata, ellos toman la batuta. Cartier demuestra, una vez más, que es posible montar un impecable calibre de artesanía al servicio de la estética y el estilo. Conseguir lo que comunmente se dice como “the best of both worlds”.
Para los fanáticos de la Alta Relojería que adoran el arte técnico “calado”, este tipo de reloj les permite tener una visión detallada del funcionamiento interno de la maquinaria. ¿Cómo se logra? Se les despoja de un dial, un acierto que permite ver, entre otras cosas, la belleza y complejidad interna de la pieza; el mecanismo es admirado sin obstrucción, así sin más. Pero hoy, el esqueleto de Cartier es parte crucial de la identidad de la casa. Los relojes Skeleton pueden ser reconocidos al instante debido a sus puentes esculpidos en forma de números romanos, un diseño que, hoy en día, está
patentado, pues es el único relojero capaz de crear un movimiento esquelético cuyos puentes tienen una función de indicación del tiempo.
Para la marca, la tradición de los Skeleton empieza a narrrase en la década de 1930. Sin embargo, no es hasta el año 2009 que el esqueleto adquirió un estado de una firma Cartier con la elaboración del Santos 100 Skeleton. Actualmente, podemos encontrar varios modelos que siguen esta línea y que ponen los estándares más altos para los apasionados de la materia. Tal es el caso del reloj Rotonde Gran Complicación Esqueleto, cuyo movimiento mecánico de manufactura de carga automática calibre es observado a través de una esfera coronada en oro rosa de 18 quilates, adornada con su emblemático cabujón de zafiro azul. La apuesta por ir más allá continúa presente para la casa relojera, así lo comprueba el nuevo Tank Asymétrique, una opción única en la relojería fina debido a que solamente se llevó a cabo una serie limitada de 100 piezas numeradas.