LA NACION

Impacto brutal en la ya golpeada vida cotidiana

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CARACAS (Para la nacion).– Suceda lo que suceda con el default parcial en que acaba de entrar Venezuela, el impacto ya es brutal en el día a día de los ciudadanos. Desde hace dos meses el gobierno ha centrado todos su esfuerzos en el pago de la deuda, sin bajar un solo dólar a la subasta de divisas. Empresario­s e importador­es tienen así como única vía de escape la búsqueda de los dólares en el mercado paralelo, lo que impacta directamen­te en los precios que llegan a las góndolas. En la supuesta “guerra económica”, las bombas nucleares las dispara el chavismo.

Como era de esperar, la incertidum­bre disparó en las últimas horas el precio del dólar blue, que cotiza por encima de los 57.000 bolívares por dólar, dispuesto a pulverizar en días, o incluso horas, la barrera de los 60.000.

Un derrumbe económico que monopoliza las conversaci­ones a diario, casi un concurso para encontrar el precio más disparatad­o. “Compré una canilla [barra] de pan en 8000 bolívares y el kilo de queso amarillo costaba casi 200.000 bolívares. Un lujo que por supuesto no es para mí”, dijo Alexandrin­a Rodríguez, emigrante portuguesa que reside cerca del centro de Caracas. Le acaban de enviar una imagen por WhatsApp con el precio de las canilleras que quiere comprar para su nieto, que juega al fútbol en un equipo de la escuela: cinco millones y medio de bolívares. Los precios ya prohibitiv­os cabalgan desbocados. El kilo del fundamenta­l arroz ya costaba casi 37.000 bolívares, cuando el salario mínimo más los bonos alimentari­os se fijaron tras la última suba del gobierno en 455.000 bolívares. Medio kilo de pasta se cotizaba a 41.000 bolívares. Y una botella de aceite de oliva, a casi 300.000. Los nuevos precios de la carne aprobados por el gobierno varían entre los 38.000 bolívares de la costilla hasta los 80.000 del lomito. La regulación constante de estos precios provocó que durante dos semanas la carne y el pollo desapareci­eran de los anaqueles. Las frutas y las verduras también son un lujo.

Esta semana, cuatro hombres fueron detenidos por matar y trocear un caballo, cerca de la frontera de Brasil, para venderlo como carne de res. Y lo que es mucho peor: la prensa local denunció la muerte por desnutrici­ón de una beba de un año y medio, tras una semana de internació­n. Casualment­e, la chiquilla procedía de Upatá, el mismo municipio de los descuartiz­adores del caballo.

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