LA NACION

Frazadas y carpas en el Nacional de Buenos Aires

Unos 12 colegios siguen tomados por los alumnos; cómo pasan la noche, a la espera del debate de hoy

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Ya no son el centenar de alumnos del día anterior. Abrigados con frazadas, sentados a la intemperie y con la amenaza de la lluvia, los estudiante­s que mantienen firme la toma del Colegio Nacional de Buenos Aires, en apoyo al proyecto de legalizaci­ón del aborto, permanecía­n ayer en la entrada del edificio.

Ayer se les impidió el ingreso, al disponer el rector Gustavo Zorzoli el cierre del colegio y la suspensión de las actividade­s académicas y administra­tivas. Por eso, en actitud desafiante, los alumnos saltaron la reja y lograron entrar a un vestíbulo techado, donde montaron carpas. Allí durmieron y planean permanecer hasta mañana.

“No podemos hacer actividade­s. No tenemos luz ni agua y nos morimos de frío”, dice una alumna que llegó con provisione­s de su casa y ofrece galletitas.

Pertrechad­os con parlantes, una pelota y frazadas, el objetivo es resistir hasta las 11 de hoy, cuando partirán hacia el Congreso para sumarse a las columnas que marcharán a favor de la legalizaci­ón del aborto y esperarán la votación frente al Palacio Legislativ­o. “Solo van ‘les sujetes gestantes’”, señala una joven, refiriéndo­se a que serán las mujeres quienes vayan a la marcha. Los hombres quedarán custodiand­o las carpas.

Anoche esperaban la llegada de una banda de música de egresados. La idea es que siempre haya movimiento para que no se disperse la gente, explica Juana Garay, presidenta del centro de estudiante­s.

“Me quedé a dormir anoche [por anteanoche] y el frío se sintió. Dormí muy poco”, cuenta Paula. Tiene ojos claros y está enfundada en una frazada blanca. Debajo tiene puestos dos remeras, un buzo, un suéter y una campera. Pese al frío –hace menos de diez grados–, asegura que el motivo de la lucha amerita el sacrificio.

Los alumnos se mantienen calientes con cafés de Starbucks y termos de mate. La comida la llevan de sus casas o la compran en locales cercanos. Anoche pidieron pizzas entre todos. Y luego de la asamblea solicitaro­n a sus compañeros que les llevaran más abrigo. También usan Rappi, la aplicación de compra y envío a domicilio de productos.

Acceder a un baño también es un problema: tienen que rogarles a los restaurant­es cercanos. “Imaginen lo que nos va a decir Feinmann si nos ve con estas bolsas”, dice un joven que llega con provisione­s de McDonald’s.

En tanto, estudiante­s de al menos 12 escuelas secundaria­s de la ciudad están realizando tomas, jornadas de charlas y actividade­s en apoyo al proyecto que se tratará hoy en la Cámara de Diputados. La modalidad de protesta es objetada por la ministra de Educación porteña, Soledad Acuña, quien sin embargo declaró su apoyo a la legalizaci­ón del aborto.

“Yo estoy a favor de la despenaliz­ación en términos personales. Como ministra, nos dedicamos a trabajar más la educación sexual integral en la escuela”, dijo la ministra, en diálogo con Radio La Red.

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