La búsqueda del Rigel: analizan un indicio a 90 metros de profundidad
naufragio. Es en la zona donde apareció el cuerpo del capitán el sábado pasado; el mal tiempo complicó el rastrillaje
MAR DEL PLATA.– Un elemento detectado por medio de ecosondas a unos 90 metros de profundidad es el primer indicio de la posible presencia en lecho marino del buque Rigel, con el que se perdió contacto la madrugada del sábado pasado cuando enfrentaba un temporal con su tripulación de nueve hombres. El capitán apareció muerto y los otros ocho siguen desaparecidos.
El pesquero San Miguel –que junto con más de 30 embarcaciones de Prefectura Naval y otras particulares participa del operativo de rastrillaje por mar– aportó el dato relevado con tecnología que lleva a bordo.
La novedad la informó el jefe de Zona Norte de Mar Argentino, prefecto mayor Daniel Cartagénova, pero era un dato que ya manejaban desde anteayer familiares de las víctimas, que suelen contar con información más rápida y certera de parte de la comunidad pesquera.
El anuncio lo compartió con Emilio Renda, responsable de Protección Civil del Ministerio de Seguridad de la Nación y parte del comité de crisis que se conformó para seguir el caso. Coincidieron en manejar con prudencia este dato y confirmar recién con resultados de estudios más específicos.
El hallazgo se dio en la zona donde el domingo pasado ya se había avistado una enorme mancha de hidrocarburos sobre la superficie, lo que hizo presumir que el Rigel podía estar hundido en las cercanías. También allí se rescató el cuerpo de Salvador Taliercio, el capitán y uno de los dueños del buque.
La Armada Argentina, que aporta buques y aviones a este amplio rastrillaje, informó ayer el rescate de elementos a nombre de Fabián Rodríguez, el jefe de máquinas del Rigel. Se trata de algunos rieles, una caja de herramientas y una bolsa plástica con sus pertenencias detectadas y rescatadas por tripulantes del pesquero Don Gaetano, que participa del operativo de búsqueda.
Hasta el momento sigue sin aparecer la balsa salvavidas, que se debería haber activado y despedido del Rigel si el casco se hubiese ido a pique. Resulta notorio que trascurridos más de tres días de búsqueda no se haya avistado desde los casi 40 buques y cuatro aeronaves que relevan la zona.
Resignación
Ayer las condiciones hidrometeorológicas habían desmejorado bastante, lo que en particular condiciona el sobrevuelo de aviones y más aún la esperada labor del equipo de buceo, que tiene por misión descender a profundidades apenas se tenga constancia de indicios claros de presencia de un casco hundido.
Algunos familiares, sobre todo los que tienen experiencia en la actividad pesquera, siguen con resignación este operativo porque entienden que a esta altura es muy difícil encontrar sobrevivientes.
Otros todavía confían en un –a esta altura– milagro y se ilusionan con volver a abrazar a los marinos desaparecidos.
En lo que sí tienen coincidencia es en cuestionar el estado en que se encontraba la embarcación y, en este sentido, los controles previos que debió tener antes de zarpar, cuestión que atañe a Prefectura Naval.
Guillermina Godoy, madre del tripulante Nahuel Navarrete, insistió ayer que su hijo le había advertido sobre problemas y desperfectos que tenía el buque. “Espero y confío que pueda estar en la balsa, y que aparezca pronto”, dijo.
Este nuevo caso –cuarto naufragio trágico en cinco años– despertó reclamos por el mal estado general de las embarcaciones y precariedades que afrontan quienes van a bordo.
Al paro total dispuesto por gremios del sector se sumaron gestiones ante las autoridades para exigir medidas de seguridad. Trascendió ayer que Prefectura Naval sumará como exigencia que además de balsas, los buques pesqueros de más de ocho metros de eslora lleven trajes salvavidas antiexposición que garantizan flotabilidad y protección térmica.