LA NACION

Sebastián Báez, el sparring de los “maestros” en londres

El junior argentino de 17 años y exnúmero 1 de ITF, fue invitado para ser peloteador en el Masters, el exclusivo torneo que cierra el año

- Sebastián Torok

Sebastián Báez tenía apenas dos años y medio cuando, en la casa de Billinghur­st, partido bonaerense de San Martín, donde vivía con sus padres (José Luis y Elena) y sus hermanos mayores (Patricia y Hernán), encontró tirada una vieja raqueta Dunlop que su papá empuñaba en cuenta gotas en el predio de la automotriz en la que trabajaba. Aquel objeto le llamó la atención al chico nacido el 28 de diciembre de 2000 en el Hospital Italiano. Tanto que, cuando queden pocas horas para el arranque de 2019, Báez cumplirá 18 años y no solo cerrará su etapa junior como tenista, sino que concluirá una temporada mágica en la que, entre otros logros, alcanzó la cima del ranking mundial (en marzo) y ganó la medalla dorada en dobles junto con Facundo Díaz Acosta en los Juegos Olímpicos de la Juventud, en Buenos Aires. Pero al jugador diestro de revés de dos manos y 1,70 metro, todavía le queda un compromiso de excelencia: será uno de los dos sparrings invitados por la ATP en la Copa de Maestros de Londres, del 11 al 18 del actual, el certamen donde juegan los mejores singlistas y doblistas del año.

“Todavía no caigo”, fue lo primero que le dijo Báez a la nacion. Hace un mes y medio recibió un correo electrónic­o con la propuesta y respondió afirmativa­mente de inmediato. Durante la misma semana del Masters, tenía previsto tomarse un descanso antes de iniciar la pretempora­da para 2019, pero estar en el O2 Arena junto con las raquetas más valiosas del mundo es una oportunida­d única, que no podía desaprovec­har. “Es algo soñado. Me mandaron los pasajes y la reserva del hotel para mí y mi entrenador, Sebastián Gutiérrez. Me dijeron que vamos a estar alojados enfrente del Big Ben. Estoy feliz y muy ansioso por viajar. Sé que voy a vivir algo increíble”, apuntó Báez, antes de volar a Europa, el sábado. El otro peloteador será Chun Hsin Tseng, de Taipei y Nº 1 junior.

“Me imagino que después de esa semana en Londres voy a salir con un ritmo de juego infernal. Me encantaría poder tener una carrera profesiona­l larga y estar en el lugar de estos maestros en el futuro. Tengo fotos con varios de ellos; con Roger (Federer), con Rafa (Nadal) y con Nole (Novak Djokovic), pero espero poder sacarme nuevas fotos después de entrenar con ellos, algo que nunca hice. No sé cómo será el procedimie­nto, pero imagino que el día anterior la organizaci­ón del torneo me indicará con quién me tocará pelotear y así cada jornada”, dijo Báez, que comenzó jugando en el Club Sportivo Villa Ballester y luego se unió a la academia dirigida por José Luis Clerc en el Parque Roca, Villa Soldati. Antes de que Báez explotara todas sus condicione­s en el circuito junior, Batata Clerc repetía: “Mírenlo a Seba, que es un fenómeno”. Y aportó Gutiérrez: “Seba vivió muchas cosas lindas este año. Pudo jugar los cuatro Grand Slam, pero que pueda estar solo con los mejores del mundo, convivir con ellos y ver cómo preparan un torneo tan importante, será un gran valor agregado”.

Báez acaba de llegar a la Argentina desde Chengdu, donde actuó en el Masters de ITF. En el equipaje se trajo un lindo obsequio: la chaqueta típica china con la que tuvo que posar para la producción fotográfic­a en la ceremonia del sorteo. “Fue una experienci­a espectacul­ar”, sonrió el tenista, que se siente mucho más completo que a principios de temporada. ¿Qué incorporó? “Desde enero pasado a hoy gané en profesiona­lismo. Entendí mejor las cosas, por dónde tiene que ir mi carrera y trabajar muchísimo. Sé que sin el laburo no se llega a ningún lado. He mejorado mucho en todos los aspectos, en alimentaci­ón, en descanso. Con la gente que me rodea charlamos mucho esa parte. Tengo mucho por mejorar, pero voy a seguir trabajando a muerte”, sentenció Báez, que creció en el aspecto atlético, en buenas medida, por sumarse –desde hace casi dos años– al equipo de Martiniano Orazi, ex preparador físico de Juan Martín del Potro y actual de Diego Schwartzma­n. “Es un trabajo que se viene haciendo y en el que hasta se involucró Daniel (Orsanic) cuando estaba en Desarrollo de la Asociación. La idea es crearle hábitos de primera y prepararlo para ver si algún día puede mantenerse como profesiona­l. El trabajo invisible tiene que ser perfecto”, acotó Gutiérrez.

El título en un Grado 2 de Brasil, la final de Roland Garros y el oro en los Juegos Olímpicos de la Juventud son las tres postales que Báez conserva con mayor satisfacci­ón de una temporada que jamás olvidará y que lo potenciará para encarar 2019 con optimismo en la siempre espinosa transición con el profesiona­lismo. Pero ya tendrá tiempo para pensar en aquello; ahora es momento de viajar al Masters de Londres y mezclarse entre los maestros.

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Buenos aires 2018 Báez ganó el oro en dobles en los YoG porteños

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