Unicef y la OMS critican el cierre de las escuelas
Denuncian que genera “daños irreparables”.
A pesar de la segunda ola de contagios de Covid-19 en Europa, ayer, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) coincidieron en plantear la importancia de mantener las escuelas abiertas en beneficio de la salud de los niños y adolescentes.
Unicef advirtió sobre una posible “generación perdida” de niños, porque el confinamiento puede causar daños “irreversibles” en la educación, la nutrición y el bienestar de los jóvenes de todo el mundo. Y consideró que “las escuelas no son el principal factor de transmisión [del Covid-19] en la comunidad”. “Los niños tienen más probabilidades de contraer el virus fuera del entorno escolar”, por lo que “los beneficios netos de mantener las escuelas abiertas superan los costos de cerrarlas”, señaló la entidad.
La OMS defendió que las escuelas se mantengan abiertas y aseguró que la mayoría de los estudios han demostrado que esos establecimientos no han sido grandes focos de contagio. Los niños y adolescentes, según los especialistas, “no son grandes transmisores del virus”.
En la Argentina, que lleva más de 160 días sin clases en el aula en casi todo el país, el regreso presencial a las escuelas para el próximo ciclo lectivo está en discusión y enfrenta a distintos sectores, mientras las autoridades nacionales condicionan esa posibilidad a la aplicación de la vacuna contra el Covid-19, cuya disponibilidad tampoco tiene fecha cierta.
Luego de casi un año en el que, según el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec), solo el 1% de los estudiantes argentinos pisaron un aula para hacer algún tipo de actividad educativa, el futuro a nivel local es incierto.
“Al principio de la pandemia se creyó que los niños eran grandes contagiadores, pero luego se demostró que esto no es así. Los chicos tienen formas leves o asintomáticas de cursar el virus y la carga viral está relacionada a la gravedad del cuadro. Los chicos no son bombas biológicas, los colegios no fueron grandes focos de contagio. Esto es distinto al virus de la gripe. Hay que hacer lo posible por volver a las aulas”, argumentó Ángela Gentile, jefa de Epidemiología del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez.
Gentile resaltó el “enorme daño” que les causó el confinamiento a los chicos, que durante meses no pudieron salir de sus casas ni a dar una vuelta manzana.
“Tendríamos que tratar de que en 2021 las clases sean totalmente presenciales, por supuesto, trabajando en burbujas y con protocolos adecuados. El área metropolitana de Buenos Aires estuvo complicada, pero hubo otras provincias que tuvieron la gran oportunidad de dejar las aulas abiertas, de marcar el camino. Hubiera sido importante que lo hicieran”, dijo Gentile.
Guillermo Goldfarb, pediatra del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, también señala que los chicos cursan casos leves o asintomáticos de coronavirus, aunque sostiene que desconocen la causa por la cual el virus suele ser “benigno” en edad pediátrica. “Los virus de la gripe o los respiratorios en general tienen un alto impacto en la edad pediátrica y hacen formas más sintomáticas, pero esto no suele suceder con el coronavirus. De todos modos, no es que los chicos no pueden contagiar, aunque aparentemente sí contagian menos, más allá de que aún no sea posible saber con certeza por qué esto es así”, explicó Goldfarb.
El pediatra agregó que es importante destacar la relevancia que tiene la asistencia a clases en otros aspectos del desarrollo infantil. “La OMS y la mayoría de los países están jerarquizando la reapertura de las escuelas. Hemos tenido muchas consultas en el hospital debido a distintas manifestaciones de estrés y ansiedad que se hacen visibles según la edad. En los más chicos, hay regresiones en el lenguaje o en el control de esfínteres. En los más grandes, se ven trastornos del sueño, de la conducta, hasta la falta de motivación, inhibición. Todo esto se hizo más frecuente con el correr del año”.
Marcelo Miniati, director ejecutivo de la Fundación Cimientos, una organización de la sociedad civil que promueve la equidad educativa con programas que favorecen la permanencia y el egreso del secundario, aseguró que, incluso antes de la pandemia, la situación de la educación argentina era crítica. Y pronostica que será mucho peor.
“El número de abandono o de chicos que no terminaban el secundario era alarmante. Uno de cada dos no lo terminaba. Pero no existía un gran problema para el acceso a la educación. Desde que se estableció el secundario obligatorio muchos se acercaron a la escuela, pero la pandemia hizo que se complejizara el acceso por la falta de conectividad. Cuando vuelvan las clases, nos vamos a encontrar con un panorama muy difícil. La necesidad de retomar las clases presenciales es urgente, estamos convencidos de que es necesario”, manifestó Miniati.
Juan María Segura, educador y fundador de Circus.edu, organización dedicada a proveer soluciones educativas, brindó dos panoramas para el año que viene: “Que se tome nota de lo que pasó este año y que eso se convierta en un plan efectivo para afrontar el año que viene, porque la modalidad de volver en burbujas y con protocolos hará que la virtualidad siga teniendo un rol importante”.
Aunque, según Segura, eso no es lo que sucederá: “Lamentablemente, creo que nadie va a tener un sistema de enseñanza digital. Todos, incluyendo a los docentes, van a terminar el año agotados y van a terminar planificando un año parecido al que planificaron para febrero de este año y no funcionó. Todos están enfocados en lo inmediato, pero hay que poner todas las cabezas de los ministerios para el año que viene, en el que no vamos a tener una presencialidad plena”.