“Flor” de siesta
Cansancio. El intenso calor, el paso de las horas y el movimiento que generaron las ventas por el Día de San Valentín, seguramente terminaron por agotar al vendedor de flores. El hombre necesitaba un descanso y en cuanto pudo, se tomó un tiempito para dormirse una siesta que le permitiera recuperar energías con unas horas de atención todavía por delante.