El padre bahiense Jorge Crisafulli cuenta la experiencia de su trabajo en África.
El padre Jorge Crisafulli llega a la ciudad para narrar su enriquecedora experiencia con los más pobres.
El padre Jorge Crisafulli, bahiense y sacerdote salesiano, director de la obra Don Bosco Fambul en una barriada muy numerosa y carenciada en las afueras de Freetown, capital de Sierra Leona, en Africa, permanece en nuestra ciudad, donde hoy oficiará un encuentro denominado "Niñez, juventud y promoción de la vida en Sierra Leona".
Será a las 11 en la Iglesia del Colegio Don Bosco, Güemes 151, donde se enumerarán los destinos de toda la ayuda de la comunidad, así como también proyectos y voluntariados en marcha.
Posteriormente se oficiará una misa a la que se invita a participar a toda la comunidad.
La magnífica obra de este sacerdote con una enorme vocación por los más desposeídos se respalda en un gran equipo de trabajo con sede en Bahía Blanca.
Se trata de un grupo de amigos de las comunidades de Don Bosco, María Auxiliadora y La Piedad que, además, trabajan para lograr la incorporación de profesionales (técnicos, ingenieros, sanitaristas, etc. etc.) que se sumen al proyecto. En realidad, el equipoq comenzó a trabajar codo a codo con Crisafulli desde la epidemia de ébola, en Africa recaudando fondos.
Desde entonces, el grupo desarrolla una invalorable actividad, logrando una importante ayuda para los niños, niñas y familias en situación de riesgo social.
“Es el propio Crisafulli quien ha entregado su vida a la obra Don Bosco Fambul, en Sierra Leona, con cantidad de acciones humanitarias como matriculaciones a escuelas, atención de niñas en prostitución, ayuda a presos, colaboraciones con alimentos en la cárcel, en hospitales, tras aludes o catástrofes, en villas miserias, etc.”, dijo Omar Cura, uno de los colaboradores.
Con gran exhaustividad y prolijidad, se dio a conocer el destino en Sierra Leona de toda la ayuda brindada durante 2017.
Se enumeró, por ejemplo, ayuda para alquileres, realización de análisis clínicos de 13 niñas en situación de prostitución en Connanught Hospital, transporte a personas necesitadas, colaboración para que niños de jardín y primaria, así como jóvenes de secundaria y universidad puedan completar sus estudios y ayuda económica para situaciones extremas de salud, como obtención de prótesis.
También el año pasado se ha colaborado para la reparación de viviendas, colocación de techos en escuelas en situación de riesgo, alimentación en cárceles y correcionales, pago de cuotas en escuelas y ayuda para microemprendimientos.
Se han alquilado habitaciones para sobreviviente de los aludes y para quienes deseaban realizar actividades agropecuarias y carecían de esa posibilidad.
"Me hace feliz"
“Le pido a Dios que nunca me permita acostumbrarme al dolor porque eso significaría ser una persona indiferente. Como sacerdote, mi misión es la misericordia y este camino me hace feliz”, había dicho Crisafulli en su última visita a la ciudad.
Desde muy pequeño sintió una enorme vocación por los más desposeídos.
No por casualidad llegó, hace más de 20 años, a cumplir su sueño en medio de la miseria más extrema, donde el hambre y la injusticia golpean más fuerte.
Como suele hacerlo todos los años, llegó Bahía Blanca para visitar a su familia y difundir su tarea.
"Soy feliz al abrazar a estos niños y lograr que se sientan amados desde lo más profundo, sin prejuicios ni discriminación. El abrazo es sanador para los chicos huérfanos, enfermos, maltratados, abandonados y abusados", reflexionó.
--¿Se ha preguntado dónde está Dios en ese momento?
--Muchas veces, ante tanta injusticia me cuestionan cómo puedo seguir creyendo en Dios. Al contrario, desde esta situación creo más que nunca en Dios, porque está aquí, sufriendo en ese niño...
Es el propio Crisafulli quien ha entregado su vida a la obra Don Bosco Fambul, en Africa, con inmumerables obras humanitarias”. Soy feliz al abrazar a estos niños y lograr que se sientan amados desde lo más profundo, sin prejuicios ni discriminación”.