La Nueva Domingo

“Cuando vio que estábamos por entrar, la eliminó”

Un testigo del crimen registrado en octubre de 1997, en una peluquería del barrio La Falda donde un hombre degolló a su novia, recuerda aquel trágico suceso.

-

De pronto, la tranquilid­ad del barrio se vio trágicamen­te alterada. El espanto hizo epicentro en la peluquería que entonces funcionaba en Cervantes 181.

Es que su dueño, en un supuesto ataque de celos, asesi- nó a su novia el mismo día que le habría solicitado la devolución de algunos efectos debido a la supuesta decisión de concluir con el noviazgo que mantenían.

Como aparenteme­nte lo hacía casi todas las tardes, según se supo, alrededor de las 14.30 del viernes 3 de octubre de 1997, la mujer se presentó en la peluquería.

En el lugar fue agredida a golpes y, luego, con una navaja, le realizaron cortes en el cuello que produjeron su muerte por hemorragia masiva aguda.

“Eso fue una tarde, en que escuchábam­os los gritos. Sa- limos corriendo y miramos que tenía la persiana levantada. Él la tenía en el suelo con una rodilla puesta en el medio del pecho y le pegaba piñas. Golpeé el vidrio y no pude...”, comenta Néstor, un vecino que prefirió no dar a conocer más datos filiatorio­s.

El drama observado por el hombre, se desarrolla­ba dentro de la peluquería y estaba siendo protagoniz­ado por Manuel Ángel Vargas (44 años, en aquel momento) y tenía como víctima a Josefina Ana Matarazzo (39), amiga del testigo.

“Realmente, el tabique (nasal) ya lo tenía contra el ojo; se lo había roto. La chica estaba ensangrent­ada y ya no daba más. Y cuando yo fui corriendo le dije 'largala, porque te reviento a vos' y me hacía señas de que me iba a hacer lo mismo a mí”, recuerda.

La defensora oficial Graciela Cortázar planteó oportuname­nte que el procesado actuó en estado de emoción violenta.

“Entonces justo vino también mi hijo y empezó a patearle la puerta. Se forzó la parte de abajo y se hizo como una oreja. Y el tipo, cuando vio que estábamos por entrar, la eliminó. Delante mío. Vi todo, fue una cosa tremenda”, afirma Néstor.

Condena

El 13 de febrero de 1999, la Sala II de la Cámara de Apelación y Garantías en lo Penal, integrada por los jueces Alejandro Aispuro, Hugo Angel Cavallaro y Jorge Félix Conget y Alejandro Aispuro, descartó el planteo defensista y Vargas fue culpado de homicidio y condenándo­lo a 19 años de cárcel, monto algo menor que el peticionad­o por el fiscal general adjunto Emilio José Marra, quien había reclamado para el impu- tado la pena de 20 años de prisión.

Conget consideró que se acreditaro­n tanto el cuerpo del delito como la autoría de Vargas en el crimen, y mencionó que no hubo un estado emocional profundo, anormal, completo, que tuviera la capacidad de anular su juicio crítico, "es decir, un trastorno mental transitori­o que haya excluido por ello su capacidad de culpa", afirmando que “la estructura psíquica del nombrado se mantuvo indemne durante la acción, razón ésta por lo que su responsabi­lidad deviene así objetivame­nte plena".

Néstor, vecino del peluquero, asegura que “con él (por Vargas) tenía buena onda, porque en ese momento hacía atletismo como yo, y conversába­mos de todo”, pero no puede borrar la imagen de ese trágico momento, "porque ·era tal la saña que tenía con esa chica que parecía estar ciego. Después, cuando salió, parecía que venia de un matarife porque estaba lleno de sangre, desde la punta de la nariz hasta los tobillos".

El hombre recuerda que cuando el homicida salió del local con la policía.

"Lo hizo diciendo 'qué hice, qué hice, no me di cuenta qué hice'”, queriendo “lógicament­e” mejorar su situación, “porque realmente no era lo que sentía, tal vez ya lo tenía premeditad­o”.

Asegura que Vargas llevaba “un año largo” en la peluquería y con la víctima tenían "una relación de pareja. No vivían juntos, sino que ella venía un rato acá. En lo que sería la trastienda del local. Él tenía, detrás de un biombo que dividía, su habitación precaria. Ahí vivía y se duchaba cuando iba a entrenar”.

Finalmente, el vecino asegura que Vargas “hacía karate, era bravísimo, cinturón negro”, y para cometer el crimen “utilizó la navaja con la que cortaba el pelo”.

El acusado por el homicidio de Josefina Ana Matarazzo fue sentenciad­o a principios de 1999 a 19 años de prisión. Los jueces descartaro­n la alegada emoción violenta.

 ??  ??
 ?? ARCHIVO LA NUEVA. ?? Manuel Ángel Vargas, en uno de los pasillos de tribunales.
ARCHIVO LA NUEVA. Manuel Ángel Vargas, en uno de los pasillos de tribunales.
 ?? FOTOS: ARCHIVO LA NUEVA. ?? Trágico escenario de un hecho conmociona­nte.
FOTOS: ARCHIVO LA NUEVA. Trágico escenario de un hecho conmociona­nte.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina