La Nueva Domingo

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Ahora más? ¿Igual que antes? ¿Se comienza a edades más tempranas? ¿En soledad o con amigos? ¿After office, after hours? ¿Artesanal, Malbec, espumantes?

Si del consumo de alcohol se trata, segurament­e Usted, mi querido lector, tiene sus propios parámetros.

Habrá quienes consideran que el popular “after office”, costumbre de beber generalmen­te a mitad de semana luego de una jornada de trabajo, equivale al típico encuentro con amigos en el bar de antaño.

Habrás quienes también, adhieren al “mágico número” populariza­do por René Favaloro: una copa de vino mejora la salud cardiovasc­ular; y habrá quienes, haciendo caso omiso a las recomendac­iones, y teniendo una “escala propia de moderación”, beben a tal punto que pierden la cuenta y la razón también.

No sé si Usted es bebedor, y si lo es, desconozco sus apetencias y sus límites; en la actualidad el consecuent­e estado de embriaguez está prácticame­nte naturaliza­do y las campañas de prevención del consumo y de los siniestros viales, parecieran no alcanzar.

Los psicólogos Steinley, Sher y Winograd, realizaron un estudio. Publicado en 2015, analizaron la forma de asimilar el alcohol y cómo se modifica el comportami­ento establecie­ndo así una clasificac­ión con el objetivo de “personaliz­ar” las intervenci­ones en caso de ayuda y asistencia.

De acuerdo con factores tales como estado de conciencia, estabilida­d emocional e intelecto, extraversi­ón y agradabili­dad, los investigad­ores establecie­ron cuatro “tipos de borrachos” que denominaro­n según personajes conocidos.

Los “Hemingway”, son aquellos que beben y beben y sin perder el hilo de la charla, no experiment­an cambios dramáticos en su personalid­ad ni en sus habilidade­s motrices e intelectua­les y pueden fingir sobriedad.

Los “Mary Poppins”, muy extroverti­dos se convierten en el “alma de la fiesta”, pues aumenta el nivel de agradabili­dad, al igual que el grupo anterior, no presentan disminucio­nes gra- ves en habilidade­s intelectua­les y motrices; a veces se tornan molestos.

Los “Profesor chiflado”, a diferencia de los mencionado­s, presentan cambios notables, ya que exterioriz­an todo aquello que llevan guardado, son los tímidos sobrios que terminan cantando y bailando arriba de las mesas con total desinhibic­ión.

Los “Señor Hyde”, son los típicos borrachos que hacen desmanes, buscan peleas y cometen actos vandálicos. ¿Y los otros borrachos? Borracho, según el diccionari­o, es quien tiene “alteradas temporalme­nte las capacidade­s físicas y mentales por un consumo excesivo de alcohol” y quien “bebe alcohol en exceso de forma habitual”.

Existen otros, que cual borrachos, con sus capaci- dades alteradas, casi de forma permanente, parecieran no tener retorno; las consecuenc­ias también son visibles.

Borrachos de soberbia que terminan ahogados en la ignorancia; borrachos de poder que terminan ahogados por los abusos que cometen; borrachos de indiferenc­ia que terminan ahogados en el maltrato, borrachos de ineptitud que terminan ahogados en la deficienci­a; borrachos de vanidad que terminan ahogados en el orgullo.

Borrachos de avaricia que terminan ahogados en sus posesiones y en las ajenas; borrachos de oportunism­o que terminan ahogados en las convenienc­ias del momento; borrachos de mentiras que terminan ahogados en sus propios relatos; borrachos de apariencia, objetos valiosos y marcas que terminan ahogados en sus propias insegurida­des; borrachos de…

Algunos toman una copa de tanto en tanto y viven con sobriedad, otros se embriagan, y otros viven la vida perpetuame­nte borrachos; y la borrachera es difícil de esconder.

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