Vuelos que no pueden faltar
EL PRIMER día de noviembre de 1929, el piloto francés Antoine de Saint Exupéry se subió a la cabina de su avión Laté 25, preocupado por los minutos de atraso en relación al horario establecido por la empresa, y puso en marcha los motores Renault de su máquina, que debía despegar con destino final a Comodoro Rivadavia, desde la pista que la empresa Aeroposta construyó en Villa Harding Green.
A partir de la primavera, Aerolíneas Argentina brindará servicios de vuelos desde Bahía hacia el sur del país.
EL HECHO no era menor. Por un lado, fue el nacimiento de la aviación aerocomercial en el país, con la puesta en marcha de la Línea Patagónica, con cabecera en nuestra ciudad, destino final Comodoro y escalas en San Antonio Oeste y Trelew. Por otro, era el final del aislamiento de la Patagonia con Buenos Aires, ya que Bahía contaba con un puntual servicio de trenes hasta la Capital Federal. El “lejano sur” quedaba ahora a diez horas.
LEJOS DE ser parte de las prestaciones del siglo XXI, Bahía Blanca no tiene, desde hace demasiado tiempo, vuelos regulares al sur. Para viajar a Comodoro Rivadavia, Río Gallegos o Ushuaia hay que viajar hasta Buenos Aires y abordar un vuelo con cualquiera de esos destinos. Un verdadero despropósito.
CUANDO, EN julio de 2009, la presidenta Cristina Fernández llegó a la ciudad para inaugurar la remodelación de nuestro aeropuerto, concesionado por 25 años a privados, aseguró “saber lo que sentimos los bahienses” por tener un nuevo aeropuerto, al mencionar que ella también “era del sur” y reflexionar que, en medio de la peor sequía que atravesaba la ciudad, “el avión era tan imprescindible como el agua”.
NO CABEN dudas de que cuando dijo esas palabras, y hasta su remate -“disfruten del edificio”-, ignoraba que Bahía Blanca carecía de vuelos hacia el sur. Que ella misma no hubiese podido irse ese día desde aquí hacia su ciudad de residencia.
POR ESO resulta gratificante y un acto de justicia que, a partir de la primavera, Aerolíneas Argentina comience, según anticiparon autoridades de la aeroestación, a cubrir esas rutas. A 87 años de aquel vuelo de Saint Exupéry, una nave volverá a despegar de suelo bahiense para recorrer el aire costero y llegar, en pocas horas, a las ciudades patagónicas.
NO ES un hecho menor, y los estudiosos y especialistas seguramente podrán cuantificar las consecuencias positivas de recuperar ese canal de comunicación. Sería oportuno que esta propuesta fuera permanente, un derecho ganado, una señal de que la puerta del sur argentino sigue teniendo tal condición.