La Nueva

Juan A. Canessa

- Por Mario Minervino mminervino@lanueva.com

Hace 87 años, en julio de 1929, falleció Juan Antonio Canessa, uno de los vecinos más prestigios­os que tuvo Bahía Blanca en el siglo XX.

Nativo de San José de Flores, Canessa se inició muy joven en la actividad comercial, trasladánd­ose a la ciudad de Azul, donde ingresó a la importante casa Arbuco y Cía. En 1890 se radicó en Bahía Blanca, por entonces cabecera de un partido que, más allá de sus modestos 13 mil habitantes, se perfilaba con un futuro magnífico.

En nuestra ciudad fundó su propio comercio, en la esquina de Saavedra y Donado, y se convirtió en protagonis­ta del movimiento civil y político local. Fue miembro de la Sociedad Rural y fundador de la Bolsa de Comercio.

Participó de creación de la empresa Tey lefónica Bahiense --pionera en la colocación de teléfonos fijos-- y por cuatro períodos fue concejal municipal.

También desarrolló tareas en su establecim­iento rural “La María”, ubicado a orillas del Napostá, y fue representa­nte, para nuestra ciudad y la zona, de la Corporatio­n Ford, de automóvile­s, tractores camiones.

A principios de la década del 20, contrató con el estudio de ingeniería de Domingo Pronsato la construcci­ón de su mansión, en un terreno ubicado en la primera cuadra de la calle Mitre.

La obra, ejecutada por Francisco Luisoni y conocida como “El palacete Canessa”, seguía los lineamniwe­ntos de los denbominad­os petit hoteles, se convirtió en lugar de encuentros y citas de la sociedad bahiense. La vivienda, ocupada por la Cámara Federal desde hace más de 70 años, está inventaria­da como Patrimonio arquitectó­nico local.

Juan Antonio Canessa falleció pocos meses antes de cumplir los sesenta años de vida.

Desde su condición de vecino, dejó en claro cómo es posible trabajar en favor de su lugar de residencia.

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