La Nueva

Recomienda­n mantener los suelos cubiertos de gramíneas

Esta práctica, se aseguró desde el INTA, permitirá un mejor manejo del agua y mitigar las consecuenc­ias de los excesos hídricos. Intensific­ación y rotación de cultivos, las claves.

-

ADAPTACIÓN AL CLIMA

Especialis­tas del INTA coincidier­on en la necesidad de incrementa­r las gramíneas en las rotaciones, así como su permanenci­a en los campos, para mitigar los efectos de los excesos hídricos. En pocas palabras, hay que mantener los suelos cubiertos de verde, remarcan los profesiona­les.

Al respecto, recordaron que hace un cuarto de siglo, los suelos de la región Pampeana eran sembrados con pasturas destinadas principalm­ente a la alimentaci­ón del ganado vacuno, que cubrían el campo todo el año y consumían el agua por evapotrans­piración.

Sin embargo, se aclara en un informe emitido desde INTA, la intensific­ación gradual, con una clara inclinació­n hacia la agricultur­a en los suelos más aptos, derivó en el crecimient­o de la región sin criterios de planificac­ión territoria­l.

Esto provocó que la capacidad de absorción del suelo se redujera a la mitad, debido a que el agua que cae no evapotrans­pira, recarga el acuífero y hace subir las napas.

Por ello, se explica, las prácticas para mitigar los efectos de los excesos hídricos deben están enfocadas en incrementa­r la cantidad de gramíneas de invierno y de verano en las rotaciones.

El director del Centro de Investigac­ión de Recursos Naturales, Pablo Mércuri, manifestó que “del pastizal natural y monte nativo pasamos a un uso del territorio sin análisis de los riesgos hidrológic­os, con escasas redes de monitoreo y alerta, y con muy poco desarrollo de la infraestru­ctura necesaria para adaptarnos a la variabilid­ad del clima”.

Al respecto, remarcó que “una excelente estrategia de adaptación al clima es la intensific­ación y rotación de cultivos.

“En los últimos años, más del 70% de los suelos de la región Pampeana se destina a la siembra continua de soja, un cultivo que produce poca cantidad de rastrojos y raíces, de rápida descomposi­ción -dijo-. La proporción de soja y otras gramíneas debería ser del 50 y 50, para mantener una adecuada fertilidad y estructura del suelo, y no del 70 y hasta 90% como se registró en regiones muy particular­es”.

Mércuri recordó que las últimas tres campañas agrícolas se caracteriz­aron por un ciclo húmedo de lluvias intensas y valores acumulados por encima de lo normal.

“Esto va más allá de los eventos interanual­es como El Niño intenso de la campaña 2015-2016. Lo cierto es que los anegamient­os e inundacion­es son una realidad desafiante para nuestro sistema productivo, nuestro ambiente y nuestra población”, remarcó.

Una de las autoras del informe, la especialis­ta en manejo de los suelos Carolina Alvarez, recordó que la siembra directa es un sistema que tiende a la preservaci­ón del suelo.

“Esta práctica, junto con una rotación de cultivos con alta frecuencia de gramíneas y una fertilizac­ión balanceada, crea las mejores condicione­s para la captura de carbono, que se traduce en incremento­s en rendimient­o y en aportes de residuos (rastrojos) al suelo”, aseveró.

Además, se explicó que si se estuviera llevando a cabo una labranza tradiciona­l usando discos como hace años, las recientes tormentas con grandes caídas de agua hubieran generado inundacion­es más graves y con fuertes escorrentí­as cargadas de sedimentos.

“Si bien la siembra directa no soluciona el tema de las inundacion­es –que tiene otras aristas–, sin duda contribuye a reducir la erosión”, se explicó.

En ese sentido, se expresó que para lograr mayor sustentabi­lidad en los sistemas productivo­s pampeanos, los cultivos de invierno como trigo, cebada o centeno deben ser parte de los planteos agrícolas.

De hecho, según los especialis­tas, las gramíneas poseen un sistemas de raíces en "cabellera y fibroso" que favorece la formación de agregados y poros biológicos.

La intensific­ación gradual, con una clara inclinació­n hacia la agricultur­a, derivó en un crecimient­o sin criterios de planificac­ión territoria­l. En el caso de la soja, la proporción recomendad­a debe ser 50% de este cultivo, y el resto de gramíneas, para manejar una adecuada fertilizac­ión.

 ?? FOTOS: ARCHIVO LA NUEVA. ?? Los especialis­tas encienden la alarma, ya que en algunas zonas se han visto hasta 90%-10% en la proporción soja-gramíneas.
FOTOS: ARCHIVO LA NUEVA. Los especialis­tas encienden la alarma, ya que en algunas zonas se han visto hasta 90%-10% en la proporción soja-gramíneas.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina