La Nueva

Querel, de asado

- CON LAS FORMAS DEL AYER por Mario Minervino mminervino@lanueva.com

ace 92 años, el 29 de noviembre de 1926, el constructo­r del palacio de Tribunales festejó con un asado criollo el comienzo del último piso de la monumental obra.

Ubicado en un sitio emblemátic­o de la ciudad -primera cuadra de la calle Estomba-, la sede de Tribunales venía a completar un conjunto edilicio de singular impacto, junto al Banco de la Nación (1921) y la Aduana (1904).

La obra, diseñada por la Dirección General de Arquitectu­ra, presenta una fachada de 29 metros de ancho por 35 de alto, organizada en cinco pisos.

Su ejecución fue licitada y adjudicada al constructo­r local Justo José Querel, un personaje bahiense reconocido por diversas actividade­s, incluida la de protagoniz­ar las primeras “picadas” automoEl vilísticas en nuestras calles.

El Palacio de Tribunales fue la segunda obra de la ciudad construida con un material recién patentado en Europa.

“Una estructura de hormigón armado a base de varillaje de hierro redondo de diámetro adecuado al espesor de la masa”.

frente fue terminado con un revoque símil piedra, que aún se mantiene en excelente estado.

Aquel domingo de noviembre del año 1926, Querel ofreció un almuerzo criollo a su personal, festejando el montaje del tercer piso y la mamposterí­a del primero.

Un detalle adicional: fue tal la calidad del trabajo realizado por Querel -constructo­r también del edificio de la Biblioteca Rivadavia- que motivó un llamado periodísti­co para que las obras de la ciudad “sean concursada­s y licitadas entre profesiona­les locales, como reconocimi­ento al mérito que representa­n”.

Camino que bien supieron abrir constructo­res recordados como Nicolás Pagano, Antonio Gerardi, Pascual Arcuri, Pedro Cabré y Santiago Teddi, entre tantos otros.

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