Bariloche es pura espuma
Para muchos es la ciudad más linda de la Argentina. Su gran movida de brewpubs merece que la redescubras para brindar.
Basta agitar unas ramas de coihue para que en Bariloche caigan tres o cuatro productores de cerveza en sus propios barriles. Casera o artesanal, algunos de los fabricantes fermentan la ambición, incluso, de trascender fronteras a fuerza de hechizar el paladar de parroquianos y turistas a fondo blanco. A casi cien años de la instalación de las primeras fábricas de cerveza artesanal en la ciudad, la camada de nuevos productores crece por contagio de entusiasmo y acude a la acción por una cofradía de clientes dispuestos a probar etiquetas con fervor de happy hour, en un fenómeno que le disputa al chocolate el lugar del producto típico local con marca registrada.