Un refugio para el Dante
Inspirado en la Divina Comedia, el bellísimo Palacio Barolo nos invita a sumergirnos en su historia y otear desde las alturas una ciudad de Buenos Aires encendida por mil luciérnagas.
En 1890, el poderoso productor agropecuario Luis Barolo hizo pie en la Argentina. Fue el primero en traer máquinas para hilar el algodón y se dedicó a la importación de tejidos. En las fiestas del centenario de la Revolución de Mayo conoció al arquitecto Mario Palanti y lo contrató para que diera forma a un edificio majestuoso con el que soñaba. Como tantos europeos en aquellos años, Barolo creía que Europa iba a sufrir guerras que destruirían todo el continente, y desvelado por conservar las cenizas de Dante Alighieri, mandó a construir un palacio inspirado en la Divina Comedia, la gran obra del poeta. El terreno elegido estaba ubicado en el 1370 de la porteñísima Avenida de Mayo. En 1919 comenzó la edificación del palacio, que pronto se convirtió en el más alto de Latinoamérica y en uno de los mayores del mundo en hormigón armado, con un total de 22 pisos y dos subsuelos. Hasta el punto más alto de la cúpula mide 90 metros, llegando a los 100 con un gran faro giratorio de 300 mil bujías que lo hacía visible desde Uruguay, donde está emplazado el Palacio Salvo, mellizo del Barolo. Hoy, este impactante edificio construido por Palanti puede descubrirse en varios recorridos que recuperan su fascinante historia llena de curiosidades e íntimamente ligada al Dante y su eterna Divina Comedia.