PUERTAS ABIERTAS A UN SUEÑO
Las cenizas del Dante nunca llegaron a descansar en el edificio. Pero a poco de ingresar al Barolo, una bellísima escultura hecha por su mismo arquitecto, Mario Palanti −un águila llevando al poeta italiano a la gloria−, nos conecta una vez más con la sensibilidad de este genial constructor. Unos pasos más allá, en una suerte de gazebo con techo de vitral caramelo, funciona la oficina donde se hacen las reservas y se contratan las diferentes actividades del Barolo. Las visitas pueden ser de día o de noche. Las primeras duran 45 minutos y las nocturnas, una hora y media. Todos los días, menos martes y domingos. Info y reservas: