La Voz del Interior

China aparece dispuesta a romper todos los moldes

- Javier Flores jflores@lavozdelin­terior.com.ar

En un país como China, primera potencia económica mundial con 1.300 millones de habitantes, que el fútbol –como fenómeno deportivo, social, político y financiero– haya demorado tantos años en ser incluido en una política de Estado, como sucede en la actualidad, no deja de llamar la atención.

Tarde, pero todavía a tiempo, el Gobierno comunista chino decidió salir a la cancha el año pasado e involucrar­se en el deporte que más millones mueve en el mundo –unos 200 mil millones de euros– y competir “palo a palo”, con su poderío económico, con el consolidad­o mercado europeo.

En febrero aprobó un plan de reforma integral de su fútbol, convirtió en obligatori­a su práctica en las escuelas nacionales y privatizó la liga profesiona­l de ese país, la Súper Liga, que invierte fortunas para tentar a los jugadores más importante­s del mundo.

Sus 16 clubes pertenecen a enormes holdings estatales y, de ellos, el que más repercusió­n tiene hoy es el Shanghai Shenhua, que fichó a Carlos Tevez y lo convertirá en el futbolista mejor pago del planeta. “El Apache” ganará 40 millones de dólares (38,3 millones de euros) por cada uno de los dos años de su contrato con ese club, que fue fundado en 1993 como profesiona­l y cuyo accionista mayoritari­o es el Greenland Group, que asumió oficialmen­te su administra­ción el 31 de enero de 2014.

Con ejemplos como el de Tevez, el presidente chino, Xi Jinping, un fanático del fútbol dispuesto a inocular en la milenaria cultura china un deporte ajeno a sus raíces, lanzó un programa a largo plazo de desarrollo de este deporte, que apunta a conseguir sus logros más importante­s en 2050.

El plan prevé tres fases para que al promediar el siglo China ocupe el lugar que ostentan países consolidad­os como Brasil, Alemania, España, Italia o Inglaterra.

La primera, en desarrollo, es la creación de 20 mil escuelas de fútbol para que más de 30 millones de estudiante­s primarios y secundario­s aprendan a jugarlo. Clubes como el Barcelona o el Real Madrid ya instalaron escuelas en las ciudades más populosas.

Con menos pretension­es, el cordobés Atilio Oyola, aquel delantero del gran equipo de Racing de Nueva Italia de los ’80, se fue a China hace casi dos años a probar suerte junto a su hijo Nahuel, también exfutbolis­ta como él. “Enseñamos fútbol femenino en la escuela de deportes de Weinan y estoy a cargo del selecciona­do de la ciudad, ubicada en la provincia de Shaanxi. También enseñamos en tres escuelas primarias. Las chicas llegan sin saber nada de fútbol. Les enseñamos desde lo básico. Tienen ganas de aprender y eso facilita todo, porque el idioma es una traba”, comentó Oyola.

La segunda etapa, de 2021 a 2030, apunta a que el fútbol femenino chino recupere el lugar de liderazgo que ostentó en los ’90. Y la tercera, de 2030 a 2050, se orienta a concrecion­es, como organizar una Copa del Mundo. La intención es que China sea elegida para organizar el Mundial de 2030.

Así, Estado, clubes, deporte, educación y capital se conjugan en un negocio multimillo­nario en el cual las cifras que hoy se manejan mañana pueden resultar migajas. Así China va por todo y apunta a cumplir sueños que hoy parecen imposibles, como “importar” a Lionel Messi y que se convierta en el “Pelé” de fines de los ’70. El crack brasileño, en el ocaso de su carrera, se incorporó al Cosmos de Estados Unidos y colaboró para la difusión y para la promoción en ese país del fútbol, un deporte que por entonces era tan ajeno en Estados Unidos como lo es hoy en China.

¿El nuevo Pelé?

Mundo D habló el miércoles con el exfutbolis­ta uruguayo Gustavo Poyet, técnico del Shanghai Shenhua, horas antes de la llegada de Tevez a Japón, donde su plantel cumple la pretempora­da.

Se le preguntó si el fenómeno se podía replicar con la llegada del “Apache” y respondió: “Sí, posiblemen­te, por lo que significa su figura en el fútbol mundial y por la atracción que segurament­e despertará en los chinos. Será un gran desafío dirigirlo. Me alegra y me dan muchas ganas de hacerlo. Estoy muy entusiasma­do. Lo estoy esperando para ayudarlo y para que su adaptación sea más rápida. Es una estrella y tendré que tratarlo en forma distinta”.

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Carlos Tevez. Había regresado a Boca “para quedarse”, pero los millones chinos le hicieron rever su decisión. Ahora, embolsará un cifra sideral.

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