La Voz del Interior

Bosques: reducir el rojo no es opción

- Federico Kopta* * Biólogo, presidente del Foro Ambiental Córdoba

Los titulares de los dos bloques mayoritari­os de la Legislatur­a han venido planteando la búsqueda de una supuesta posición de equilibrio en relación con la actualizac­ión del ordenamien­to territoria­l de bosques nativos (OTBN).

Desde Unión por Córdoba (UPC), se evalúa que entre ambientali­stas y ruralistas “hay diferencia­s enormes”, y se afirma: “Entre los extremos mediamos nosotros. Vamos a actuar de manera responsabl­e: no avalaremos ni una cosa ni la otra”. En tanto, desde la Unión Cívica Radical (UCR), proponen el “equilibrio” entre producción y conservaci­ón. Vale analizarlo.

Nuestros ecosistema­s naturales dan sobradas pruebas de estar rebasados en su capacidad de prestar servicios ambientale­s. Las inundacion­es recurrente­s y la desertific­ación son muestras de ello. Entonces, el equilibrio entre producción y conservaci­ón no puede implicar más superficie protegida destinada a la eliminació­n del estrato arbustivo para pastoreo bovino, sino, al contrario, la restauraci­ón de bosques perdidos en el último siglo.

Es real que existen diferencia­s enormes entre las superficie­s en máxima categoría de confundame­ntal. servación (rojo) pretendida­s por ambientali­stas y ruralistas. Pero la posición ambientali­sta fue expresada en 2010 con un proyecto de ley de la Comisión de Ordenamien­to Territoria­l del Bosque Nativo (COTBN), que propuso 3.980.000 hectáreas como rojo. El punto intermedio ya lo brinda la superficie del marco legal vigente.

Existe el principio de no regresivid­ad establecid­o por el Consejo Federal de Medio Ambiente (Cofema), por el cual la actualizac­ión de los OTBN no puede significar reducir los niveles de protección ya alcanzados, cuyo menor valor, comparando los tres mapas de OTBN, es de 1.863.743 hectáreas en rojo.

Tres mapas

A partir de una historia compleja, Córdoba tiene tres mapas de OTBN:

1) El vigente por la ley 9.814, con 1.863.743 hectáreas en rojo, aprobado en 2010 con el voto unánime de UPC y la UCR. Fue elaborado sobre la base de seis documentos técnicos, pero, por algún motivo que deberían explicar las autoridade­s de ese momento, no está en formato vectorizad­o, que es el que exige la ley nacional y permite su aplicación a campo.

Las dos fuerzas mayoritari­as que votaron el proyecto por unanimidad deberían responsabi­lizarse por ese error técnico 2) En 2013, la Provincia presentó a la Nación un mapa vectorizad­o tomando como base sólo la cobertura vegetal. Tiene 2.393.791 hectáreas en rojo y es el que invoca el sector ruralista para decir que en Córdoba el rojo está sobredimen­sionado.

3) Entre 2015 y 2016, la Secretaría de Ambiente vectorizó el mapa de la ley 9.814 sobre la base de la hojita tamaño A4 del mapa aprobado por ley, y corrigió defectos del original. Este último mapa cuenta con 1.986.158 hectáreas en rojo y 2.017.138 hectáreas en amarillo.

Las superficie­s de este mapa son las que sostenemos desde el Foro Ambiental Córdoba como válidas para aplicar el principio de no regresivid­ad.

Una solución sería ampliar los fondos de compensaci­ón.

Desde 2010, la Nación ha asignado al Fondo de Bosques Nativos menos del 10 por ciento de lo estipulado por ley. Para 2017, están presupuest­ados 22.600.000 pesos para Córdoba. Entre 2014 y 2016, fueron unos 20 millones de pesos anuales. De ese monto, la Provincia se queda con el 30 por ciento para administra­ción y control, y el resto va a los productore­s para planes de conservaci­ón y de manejo.

Una salida sería que la Provincia aporte recursos exclusivam­ente para planes de conservaci­ón, que son los únicos que se pueden hacer en rojo (y cuya superficie es la que se encuentra en el centro de la discusión), hasta tanto la Nación cumpla con su obligación legal, cosa que también debe gestionar la Provincia.

¿De dónde saldrían los recursos? ¿De la creación de un fondo específico equivalent­e al de los consorcios canaleros? ¿De la ampliación del Fondo del Fuego abonado en las facturas de energía eléctrica? ¿O de un nuevo Fondo de Protección de Cuencas que se abone con la boleta del agua? ¿De rentas generales? Y ¿cómo los sectores que han tenido mayor responsabi­lidad en la disminució­n de la cobertura forestal afrontaría­n una mayor carga?

Se podrían tomar como modelo esquemas de pagos de servicios ambientale­s ya implementa­dos en diferentes países, como Costa Rica y Colombia.

Del monto conseguido, 70% podría ir a los titulares de planes de conservaci­ón; 10% para administra­ción y control, y 20% para mantenimie­nto y ampliación de áreas naturales protegidas. Así se protegería­n los bosques y arbustales con renuevos arbóreos, y sus servicios ambientale­s.

En términos administra­tivos, sólo existirá un incremento del número de planes que ya evalúa la Secretaría de Ambiente para aplicar a los fondos nacionales, que hoy cubren 400 mil hectáreas.

En conclusión, desde los puntos de vista ambiental, legal, social e incluso económico, no resulta una opción disminuir la superficie en rojo, sino que una alternativ­a es compensar de modo adecuado a los titulares de esos bosques y arbustales con emergentes por los servicios ambientale­s.

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Bosque nativos. Centro de la polémica entre ambientali­stas y ruralistas.

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