El voto libre ayuda a mejorar la democracia
una cosa es la norma que regula la convocatoria al voto popular. y otra muy distinta es el voto en sí mismo.
Las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias (Paso) convocadas para hoy han sido objeto de cuestionamientos por la lejanía cada vez más ostensible entre los propósitos de la ley que las instauró y los resultados obtenidos.
Las Paso fueron concebidas con el fin de mejorar los procedimientos de selección de candidatos a cargos públicos electivos de nivel nacional. Su aplicación práctica desvirtuó ese objetivo, porque buena parte de las estructuras partidarias existentes en el país optaron por presentar una oferta electoral única.
De esa manera, la herramienta elegida para dirimir de manera más confiable, abierta y transparente las disidencias internas en las estructuras políticas terminó siendo utilizada para obturar su sentido esencialmente competitivo.
El debate sobre la necesidad de revisar el funcionamiento de las Paso ya se ha instalado y probablemente avanzará tras la jornada comicial de hoy.
Pero una cosa es la norma que regula la convocatoria al voto popular y otra muy distinta es el voto en sí mismo.
La norma debe ser acatada y luego también puede ser revisada, atendiendo a la eficacia y eficiencia de sus resultados prácticos.
En cambio, el voto es una institución incuestionable.
Siempre que se exprese libremente en las urnas, será de utilidad para reforzar el ejercicio democrático. Siempre será una voz de resonancia superior: la del soberano que habla. El voto sólo es una herramienta inútil en las ambiciones de los autócratas.
Hemos dedicado nuestro Primer plano de hoy a reflejar los escenarios políticos que cambiarán esta noche cuando esa voz se haga escuchar.
Escenarios que modificarán la posición de fuerzas y referentes políticos y se proyectarán hacia octubre, cuando se asignen, también por el sufragio, las bancas de la representación democrática en el Parlamento nacional.