La Voz del Interior

La moda, en el taller de las historias

El mundo de la alta costura es el escenario de varias series y películas recientes. “Velvet”, “Edha” y “El hilo fantasma”, cada una con tramas distintas, son ejemplos claros.

- Beatriz Molinari bmolinari@lavozdelin­terior.com.ar

Un vestido es mucho más que una prenda elegida a la ligera. Lo dice Miranda Presley, el personaje de la insuperabl­e Meryl Streep en la comedia El diablo viste a la moda.

Las series de televisión han incorporad­o la temática del mundo de la moda desde distintos puntos de vista y géneros. Disponible­s en Netflix, universo de la imagen sin fin, las series indagan en el oficio de quien cose, diseña y viste, además de señalar los círculos concéntric­os en torno a la etiqueta, la marca, el mercado y el poder.

El tiempo entre costuras, serie dramática española de televisión producida por Boomerang TV para el canal Antena 3, es una adaptación de la novela homónima de María Dueñas. La historia está ambientada en España, en los días tumultuoso­s de la Guerra Civil Española, y describe el derrotero de una heroína clásica: Sira. La joven aprende a coser para sobrevivir y sale de España rumbo a Marruecos con un sueño que se malogra al poco tiempo. El ascenso social y la lucha de una mujer sola aparecen como el contexto en el que su oficio es refugio y, también, un modo de acercarse a los secretos del poder, vedados a toda mujer.

Velvet, en cambio, es un melodrama glamoroso y bellamente filmado en el que tiene tanta fuerza el romance como la historia de la industria de la moda en 1958, con epicentro en las galerías de Madrid. Ese lugar marca la diferencia entre la sofisticac­ión y la prenda de hechura casera.

La serie española, creada por Ramón Campos y Gema R. Neira y producida por Bambú Produccion­es para Antena 3, apuesta por la historia de amor a contramano de todo, entre Ana Ribera (Paula Echevarría) y Alberto Márquez (Miguel Ángel Silvestre). Hay que destacar el elenco coral con actores consagrado­s como José Sacristán, Natalia Millán, Ángela Molina o Aitana Sánchez-Gijón.

El taller es el corazón de estas historias. Se ha identifica­do el arte de narrar con el de hilvanar, unir elementos para transforma­rlos en algo diferente. El hilo sostiene y da forma a la prenda que se encuentra con la identidad de un cuerpo, lo señala socialment­e, lo destaca o condena. La producción española ofrece el recorrido de los vestidos creados en el taller donde las costureras (un elenco que contempla todos los matices) y la diseñadora (Ana/Paula Echevarría) mandan. Ellas tienen la responsabi­lidad y el poder de llevar adelante una colección, mientras los encuentros amorosos y las promesas incumplida­s recuerdan a la protagonis­ta que es más fácil imaginar un vestido que un futuro feliz.

El taller de Velvet reproduce la dinámica y las reglas de una fábrica, funciona con el rigor que imponen los diseñadore­s, pero también existe complicida­d entre las costureras y el orgullo de trabajar por un salario en una sociedad que se abre camino con mucho esfuerzo.

Producto argentino

En Edha, el taller conduce a otra realidad y el melodrama se convierte en thriller. La primera serie argentina producida por Netflix fue creada y dirigida por Daniel Burman. El taller clandestin­o es el símbolo del trabajo esclavo y la trata de personas en el mundo de la producción más salvaje.

Burman eligió conflictos en los que la búsqueda de justicia por parte de Teo (rol interpreta­do por el actor y modelo español Andrés Velencoso) se mezcla con la sofisticac­ión del ambiente de Edha, los traumas familiares, la sensualida­d y el estereotip­o de la diseñadora que encarna Juana Viale.

Un vestido oculta, insinúa o revela. El hilo fantasma, película de Paul Thomas Anderson, hipnotiza a través de las telas y vestidos sobre los que las mujeres se inclinan durante horas, pero, como ocurre con cada boceto del director, la historia ofrece un abanico de lecturas.

Daniel Day-Lewis transmite el genio creativo del diseñador Reynolds Woodcock, un exquisito y excéntrico caballero que viste a la aristocrac­ia londinense en la década de 1950. Reynolds esconde en el ruedo de cada vestido una leyenda, atesora el cabello de su madre en la entretela de su saco, cerca del corazón. Con la factura de una obra de arte, Anderson expone la relación entre el oficio, el vestido en un cuerpo, el taller como lugar sagrado y la proeza de la vida cotidiana cuando Alma, la musa (Vicky Krieps), exige atención y afecto como mujer.

Por qué el mundo de la costura. Estos cuentos filmados, que reconstruy­en bellamente las épocas o buscan ese mundo como excusa, encuentran en él un lugar

EN “EDHA”, EL TALLER CLANDESTIN­O ES EL SÍMBOLO DEL TRABAJO ESCLAVO Y LA TRATA DE PERSONAS EN EL MUNDO DE LA PRODUCCIÓN.

para desarrolla­r la fantasía. La sociedad del consumo se hace fuerte en la producción de indumentar­ia y accesorios. En el paraíso de la imagen, el vestido envuelve a heroínas sufridas, angelicale­s o villanas de psicología compleja.

A través de los siglos, el vestido ha sido más que una necesidad. La ficción se vale de las transforma­ciones que el diseñador expresa en el papel a mano alzada, en diálogo con personajes que se miran en el espejo de cuerpo entero y, muchas veces, no se reconocen.

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“Velvet”. La serie logra una gran ambientaci­ón de la Madrid de finales de la década de 1950.
 ??  ?? “Edha”. La primera producción argentina para Netflix es protagoniz­ada por Juana Viale.
“Edha”. La primera producción argentina para Netflix es protagoniz­ada por Juana Viale.
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“El hilo fantasma”. La historia de Paul Thomas Anderson ofrece varias lecturas.

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