Un paso contra los abusos y el maltrato a las mujeres
La Universidad Católica de Córdoba implementará un protocolo para denuncias de violencia de género. La decisión responde a las demandas de una asamblea de estudiantes mujeres, que denunció lo que consideraron cierta inacción institucional.
El detonante fue la caída al vacío de una joven estudiante de Ciencias Políticas, en un edificio de Nueva Córdoba. El caso, que es investigado por la Justicia, encuadraría en violencia de género. Sus compañeras apuntan a una relación de pareja en la que habría antecedentes de malos tratos.
Para alcanzar una masa crítica importante en poco tiempo, las estudiantes abrieron diversas cuentas en varias redes sociales. No sólo les sirvieron para nuclearse: también abrieron la posibilidad de que se señalaran casos concretos de abusos verbales o físicos.
Los chistes misóginos, las burlas a personas trans, los dichos humillantes contra la mujer, las frases machistas no sólo habrían sido expresados por sus compañeros, sino que en varias oportunidades apuntan a docentes en situación de clase.
También afirman haber registrado un abuso sexual grupal.
Estamos hablando de los testimonios que se consignaron en la primera semana de actividad en estas cuentas. Es lógico suponer que apenas estamos viendo la punta del iceberg. Si esto afloró ante la primera oportunidad, es mucho más lo que ha de emerger con el tiempo.
La Universidad Católica respondió con sensibilidad, asumiendo una responsabilidad institucional que debe mantenerse una vez que el tema abandone las primeras planas. Se crearon unidades especiales de atención, escucha y asesoramiento jurídico para las estudiantes que lo necesiten.
Las autoridades, enfrentadas a “realidades que resultan inaceptables”, como señalaron en un comunicado decidieron que antes de fin de año difundirán una nueva reglamentación que incluirá un protocolo para la prevención y la atención de los casos de violencias de género.
Hace dos años, la Universidad Nacional de Córdoba había resuelto conformar un equipo interdisciplinario para combatir dicho flagelo. La medida estaba en línea con el plan implementado en 2015, que identificaba tres objetivos: la prevención, la intervención institucional ante casos concretos y, finalmente, la sistematización de la información para permitir el análisis de los casos de violencia detectados.
Ahora le toca el turno a la Católica. No es un dato menor que las dos universidades más importantes de Córdoba estén atravesadas por esta problemática. Esto significa que la violencia de género no es exclusiva de ciertas clases sociales, sino que afecta a todo el tejido social. Entre todos, entonces, debemos reafirmar la libertad y la igualdad de la mujer.