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La disciplina es clave para vivir la prosperida­d

- Por Pablo Nachtigall*

La palabra disciplina deriva de “discípulo”, provenient­e del latín discipulus y este de discere, “aprender”. Uno de los tantos significad­os de la palabra disciplina es el conjunto de reglas o normas cuyo cumplimien­to de manera constante conducen a cierto resultado.

El entrenamie­nto de nuestra capacidad disciplina­ria es un factor determinan­te a la hora de ganar y administra­r exitosamen­te nuestro dinero y además nos evita gastos económicos o decisiones financiera­s inadecuada­s. La dis-

ciplina es la cualidad que nos ayuda a sostener cier-ciertas acciones hasta que alcanzamos lo que queremos. En la clínica psicológic­a me ha tocado atender numerosos casos de mujeres enojadas con la conducta fluctuante e indiscipli­nada de sus maridos a la hora de ganar dinero. No se trataba del monto de dinero que ellos ganaban, sino del hecho de que estos no mantenían un ritmo de trabajo parejo y disciplina­do en sus trabajos independie­ntes; por ende, nunca llegaban a cubrir sus cuentas a fin de mes. A su vez, esto mismo se reflejaba en un descuido de su salud y de los vínculos afectivos. Todo ello causaba la rabia y reproches de sus esposas, con el consiguien­te deterioro del vínculo matrimonia­l. He tenido la oportunida­d de atender a alguno de estos maridos en mi consultori­o y observaba en todos ellos notorias dificultad­es para mantener un ritmo de vida disciplina­do. Algunos de ellos, vendedores profesiona­les, referían que cuando alcanzaban a vender cierto volumen de productos, se relajaban y se volvían perezosos.

La disciplina engloba la capacidad de movilizarn­os y mantener un camino que nos conduce hacia un estado de prosperida­d y bienestar. Sin embargo, la disciplina es una de las caracterís­ticas menos desarrolla­das en el grueso dede las personas que dicen querer mejorar sus vidas. Uno dde los rasgos típicos en quienes tienen dificultad­es para actuar disciplina­damente es la falta del uso de la agenda para administra­r een forma adecuada su tiempo. Me he encontrado con muchas personas que en términos jocosos aseguraban no necesitar de anotacione­s ni de registros porque “tenían todo agendado en sus cabezas”. Este hecho aparenteme­nte gracioso les generaba un elevado estrés que los llevaba a olvidarse de sus compromiso­s y metas personales. Sus vidas resultaban caóticas y, para peor, retrocedía­n en su camino hacia una mayor prosperida­d debido a que aumentaban sus sentimient­os de ansiedad, preocupaci­ón y tensión. El uso correcto de la agenda puede contribuir a relajarnos y brindarnos confianza y bienestar. La disciplina nos permite cumplir nuestras metas y resulta un factor clave para ganar seguridad en nosotros mismos, lo cual nos permitirá sostener cierta continuida­d en vez de tener altibajos fluctuante­s. La disciplina también nos ayuda a controlar nuestros gastos. Justamente, los compradore­s compulsivo­s son aquellos que perdieron dicho control; en estos casos, el trabajo con su propia disciplina puede ayudarlos a ponerse límites firmes y evitar complicaci­ones financiera­s graves.

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 ??  ?? Del libro “Benditodin­ero. Cómogenera­r prosperida­dmaterialy­espiritual­entuvida”, de Pablo Nachtigall, Ediciones Urano
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Del libro “Benditodin­ero. Cómogenera­r prosperida­dmaterialy­espiritual­entuvida”, de Pablo Nachtigall, Ediciones Urano www.edicionesu­rano.com.ar
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