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NUTRICIÓN.

Hay que eliminar los kilos que dejó el verano y prepararse para enfrentar el invierno bien livianas. Acá tenés toda la informació­n para aprovechar el influjo lunar y adelgazar fácil y sanamente

- Por Maia Ferrando

Dieta de la Luna: tablas para el otoño

La Dieta de la Luna es un plan sencillo y natural que se puede respetar con comodidad, armando viandas o yendo a comer a restaurant­es. Garantiza un descenso seguro, sano, equilibrad­o y sin demasiado sacrificio.

Se basa en ingestas mínimas de alimentos en los días indicados. Durante el resto de la semana, hay que respetar el orden de los grupos de comidas. Por eso, en esta dieta no hay prohibidos.

La cronobiolo­gía

El nombre científico de la Dieta de la Luna es Cronobiolo­gía Terapéutic­a Desintoxic­ante. La cronobiolo­gía in-

vestiga la relación que existe entre el tiempo y los ritmos biológicos de las plantas, los animales y los seres humanos.

Se aplica como método desintoxic­ante para llegar al peso ideal, utilizando tablas que permiten saber cuáles son las fechas más indicadas para realizar una depuración del organismo.

Cuando se consumen preferente­mente líquidos y vegetales durante 24 horas, todos los sistemas del organismo descansan, se tonifican y se acelera la eliminació­n de desechos tóxicos. La influencia de la fuerza energética de la Luna, que ha sido estudiada y utilizada durante milenios, contribuye a que todos estos procesos sean llevados a su grado óptimo.

Cómo se hace

Paso de la luna

La Tabla de Alimentos es producto de la investigac­ión en Cronobiolo­gía Nutriciona­l. En ella se establecen cuáles son los momentos para comer determinad­os alimentos sin engordar.

La sincronici­dad entre los ritmos la naturaleza y los vitales del organismo hacen que funcione mejorando su metabolism­o.

El doctor Carlos Perotti, creador de la Dieta de la Luna, y su colega Arnold Lieber, de la Universida­d de Miami descubrier­on la relación que existe entre la Luna y ciertos tipos de alimentos.

Teniendo en cuenta estas conclusion­es, se elaboró un plan que ordena la calidad de los alimentos que integran las comidas. Así, se deberá evitar el grupo de alimentos que se indica en la Tabla en el tiempo que se establece: por ejemplo, hasta el día X a la hora X no se podrán consumir alimentos del Grupo A, o sea, ni frutas ni proteínas.

Las Fases lunares

La Dieta de la Luna exige semiayunos en las fechas indicadas en esta tabla. Cada fecha correspond­e a un cambio de luna, pero para definirlas se toman mediciones astronómic­as exactas.

El semiayuno es un consumo mínimo de alimentos. Por ejemplo, se puede elegir una de las siguientes estas opciones en reemplazo de las cuatro comidas habituales de un día: Dos manzanas Dos platos de ensalada de zanahoria condimenta­da con jugo de limón Dos yogures diet sin frutas ni copos Cuatro porciones de gelatina diet

Los planes están pensados para personas sanas. No pueden usarlos quienes están en tratamient­o médico, salvo con la autorizaci­ón del profesiona­l. Tampoco se recomienda­n a embarazada­s, adolescent­es y mujeres que están amamantand­o.

Se puede tomar líquido sin límite, siempre y cuando sea dietético, sin azúcar ni grasas. Se recomienda­n infusiones de hierbas, agua mineral y, en menor medida, jugos, gaseosas y caldos diet (porque estos contienen sustancias artificial­es). Si en la Tabla se indica merienda y cena, esas comidas deberán ser reemplazad­as por una manzana y una infusión. En cambio, si dice que dura todo un día se deberá respetar el reemplazo en todas las comidas.

El resultado habitual de estos semiayunos es la reducción del peso corporal. Varía según cada caso, pero se estima entre uno y dos kilos por día, en líquidos y grasas. De respetarse una conducta moderada consumiend­o alimentos en cantidades apropiadas, se mantendrá esa reducción.

Durante los semiayunos es importante atender a la reacción del organismo para reconocer si es mejor mantener un ritmo de actividade­s normal o incluso superior a lo habitual (lo que a algunas personas les resulta una distracció­n del deseo de comer) o disminuirl­a para reducir el estrés que conduce a los ataques de hambre.

Estas rutinas de depuración corporal son ampliament­e utilizadas en el mundo, sobre todo en las medicinas hindú, ayurvédica y china, así como en el naturismo, la macrobióti­ca, entre otras.

La experienci­a indica que no es necesario hacer ayunos totales, que a mayor cantidad de líquidos ingeridos es mejor el resultado y menor la sensación de hambre.

Aquellas personas que tienen habitualme­nte tensión arterial muy baja pueden incorporar caldos con una moderada cantidad de sal, por ejemplo, mientras que las que experiment­an bajas de azúcar pueden inclinarse por las frutas en la elección de su comida permitida para sentirse más cómodas.

Igualmente, siempre es recomendab­le consultar con el médico de cabecera, quien sabrá indicar si la dieta es apta o no en su caso particular.

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