¡Whisky!

Ahora todos hacemos fotos, selfies y más que nunca porque estamos de vacaciones y retratamos cada segundo de ellas. Por eso, le pedimos a uno de nuestros fotógrafos, el que mayoritariamente hace las producciones de moda y la tapa, que nos diera una mano y

La playa, las montañas, el campo, la canasta con las tartas, el termo y el mate no pueden faltar en un buen verano. Pero otro de los clásicos son las fotos de vacaciones, esas imágenes que tomamos para guardar un pedacito de esos grandes momentos que durante el resto del año nos darán más fuerza en los momentos de mucho trabajo.

Cuando éramos chicos, la Kodak Fiesta y su magicubo estaban siempre a mano y, cuando revelábamos el rollo familiar, podíamos ver desde la cabeza de mi hermano enterrado en la arena, que parecía una pelota apoyada en la playa, hasta a mi viejo orgulloso de su Chevy nuevo o los gloriosos ravioles que una noche hizo mi mamá.

Los tiempos habrán cambiado, pero lo importante se conserva. Ahora hay miles de modelos diferentes de cámaras digitales, más sofisticadas o económicas, aunque el ganador absoluto parece ser el teléfono celular. Si bien tiene muchas deficiencias a la hora de crear fotografías más elaboradas, definitivamente es una buena opción: está siempre a mano y la calidad de las cámaras que traen ha mejorado mucho en los últimos tiempos.

Lo más importante es que recuerden lo que siempre les digo a mis alumnos: "Una buena fotografía no la hace la cámara si no quien la usa". La clave no está en comprar cámaras costosas sino en aprender a utilizar al máximo los recursos con los que uno cuenta. Vendría a ser parecido al famoso “guisito de pobre” que se hace con lo poco que tenemos en la heladera. Asi que, ya tengan una cámara como la que yo uso para las producciones de moda de esta revista o un simple celular, lo importante, en definitiva, va a ser cómo hagan esa foto.