Fuego
Muchos incendios comienzan en la cocina. Para sofocarlo, a veces basta con ahogarlo con la tapa de una cacerola o una tela grande. El bicarbonato de sodio o la harina arrojados sobre las llamas pueden ser efectivos cuando el incendio es de pequeñas proporciones. Nunca arrojes agua a un fuego producido por la grasa: eso lo propaga.