SIN RIESGO
El apto físico o certificado médico escolar es el chequeo anual que solicitan las escuelas o colegios a niños y adolescentes para tener un registro de su estado de salud al momento de comenzar las clases. El certificado determina si el chico puede o no participar en la clase de educación física y se rige con los mismos principios del apto que puede solicitar una institución deportiva o gimnasio.
“Si bien el examen cardiovascular es de suma importancia, el médico cardiólogo solo no emite el apto físico definitivo. Es un eslabón más del enfoque multidisciplinario del paciente dado que si bien una persona desde el punto de vista cardiovascular puede estar apta para realizar un ejercicio, puede ser portadora de otras patologías no cardíacas como asma bronquial, epilepsia o diabetes, por mencionar algunas, que desaconsejan o pueden limitar los ejercicios físicos”, explica el Dr. Carlos Reguera, médico cardiólogo y Jefe del servicio de Cardiología y Medicina Preventiva en Ineba.
La confección del certificado de aptitud física es un requisito fundamental para la práctica segura de cualquier tipo de ejercicio físico o deporte y su principal objetivo es detectar patologías y prevenir riesgos. Esto se logra a través de un interrogatorio, un examen físico y estudios complementarios.
La certificación comprende tres áreas: clínico/pediátrica, traumatológica y cardiovascular. Ésta última intenta identificar patologías cardiovasculares preexistentes ocultas y relevantes para reducir el riesgo asociado a la práctica del deporte. “Con la tecnología de hoy y un circuito correctamente organizado, todos estos estudios se pueden hacer en menos de tres horas, por lo que el tiempo para visitar al médico ya no es una excusa”, explica el especialista. La evaluación mínima de primer nivel para el apto físico cardiovascular en deportes competitivos debe comprender un interrogatorio, un examen físico, un electrocardiograma de reposo y una ergometría de 12 derivaciones en mayores de 40 años o bien en mayores de 30 con factores de riesgo coronario, además de un ecocardiograma doppler en el caso de deportistas de alto rendimiento mayores de 16.