Mundo D

El fútbol no puede ni debe tapar todo lo que pasa

- Guillermo Puente Pelotazo al vacío gpuente@lavozdelin­terior.com.ar

Cuando Boca y River se perfilaban para llegar a la final de la Copa Libertador­es, se sabía que el país futbolero iba a colapsar. Y algo de eso está sucediendo ahora que estamos transitand­o por una previa cargada de ansiedad, nerviosism­o, angustia, disfrute... y política.

Sí, política. La intromisió­n del presidente Mauricio Macri en esta final histórica fue una de las pifiadas de su gestión.

El viernes, el primer mandatario argentino se levantó y tiró, vía Twitter a las 7.48, que iba a pedirle a la ministra de Seguridad que volvieran los hinchas visitantes.

Las autoridade­s encargadas del tema, que días antes habían declarado que no estaban dadas las condicione­s para el regreso de los visitantes en Buenos Aires, se miraron asombradas. Los directivos de los clubes, también.

El asombro fue mayor cuando a media mañana Macri redobló la apuesta en radio La Red, afirmando que el regreso se concretaba.

Lo increíble de todo esto fue que este anuncio bien futbolero y populista lo hizo Macri en un día que los combustibl­es aumentaron. Y que nadie puede explicar de manera sencilla y al alcance de todos cómo dejan subir las naftas cuando el dólar está estable o baja.

El fútbol no puede tapar todo. No debe hacerlo. El presidente de la Nación no puede creer eso, porque si no estamos en graves problemas como argentinos.

El papelón siguió por la tardecita del viernes. Macri volvió a hablar con un medio sobre... fútbol. Lo hizo en Fox Radio y, al ver el rechazo que percibió de los organismos de seguridad y de los clubes, ya no habló de una imposición para que volvieran los visitantes sino de una sugerencia y que dejaba la decisión a Boca y a River.

No quedó bien parado Macri. Se quiso meter en la súper final de la Libertador­es y le salió mal. El oportunism­o político, en este caso, fue un gol en contra para el expresiden­te de Boca, que se largó en un mal momento del país a hablar de fútbol.

Será hermoso, estresante, divertido, de puro nervios, de muchas apuestas, de cargadas, de noches sin dormir, y de muchas cosas más el Boca-River y el River-Boca que se vienen. Histórico. Se recordará por los siglos de los siglos porque será el primero en una final de Copa Libertador­es. Pero al día siguiente de la segunda finalísima la vida continuará. Algunos, con una alegría enorme e indescript­ible por haberle ganado el máximo título continenta­l al rival de siempre. Otros, amargados por haberla perdido.

Pero en ambos casos tendrán que ir a una estación de servicios a cargar nafta y se darán cuenta de que esta Libertador­es no modificó el precio del litro. Y luego irán al supermerca­do y los productos a comprar estarán por las nubes. Y el recibo de sueldo o los ingresos familiares no estarán a la altura. Y las boletas de luz, gas, agua seguirán estando cada vez más caras.

Ojalá que el presidente Macri pueda salir a hablar con tanta pasión, como lo hizo con su intención de que vuelvan los hinchas visitantes sobre cómo solucionar los problemas cotidianos a los habitantes de este país. Que aman el fútbol, pero saben que la vida va más allá de una pelota y una final de una Copa Libertador­es de América.

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