Negocios

Un nuevo ejemplar para el museo de la devaluació­n

- Daniel Alonso dalonso@lavozdelin­terior.com.ar

En abril próximo se cumplirán 30 años del régimen de convertibi­lidad que apareó al peso argentino con el dólar y apagó las llamas del infierno inflaciona­rio que había arrasado al gobierno de Raúl Alfonsín.

El billete de máxima denominaci­ón era el de 100 pesos, que se mantuvo al tope de la familia por 25 años. Durante ese período, viajamos por la montaña rusa.

Primero la estabilida­d, pero sin curar el déficit fiscal. Luego la convertibi­lidad chocó contra su propio dogma, hasta quedar sepultada en 2002, presionada por la depreciaci­ón del real brasileño y con graves secuelas socioeconó­micas.

Fue nuestra propia pandemia: los recuerdos de ese año, cuando la actividad se desplomó 10,9 por ciento en caída libre, silbaron en 2020, con un retroceso casi similar (-10%).

La devaluació­n de hace dos décadas hizo borrón y cuenta nueva. La economía reaccionó rápido y creció a tasas “chinas”, montada sobre el boom de los precios internacio­nales de las materias primas y con superávit gemelo (fiscal y comercial). Toda una rareza.

Duró poco. Los fundamenta­listas del Estado se cebaron, el gasto público se disparó y la dupla más dañina –déficit e inflación– volvió recargada, con atraso cambiario y con el juego de “vivir con lo nuestro”.

Después, la arquitectu­ra gradualist­a, sostenida en una nube de deuda, fue un truco demasiado burdo para los prestamist­as de un país que se gastaba los dólares que le daban. Cuando soplaron y tiraron todo, la recesión se terminó de acomodar como en su casa. Pedido de auxilio al Fondo Monetario Internacio­nal y a rezar para que duren las reservas del Banco Central. Crisis sobre crisis, ¿qué más podía pasar?

Pues pasó la pandemia, que no se ha ido y que obligó al Estado a intensific­ar la emisión. ¿Adivinen cuál fue el billete que más creció en circulació­n en el último año en cantidad de unidades? Sí, el de 100.

Hay 3.180 millones de billetes de esa denominaci­ón dando vueltas. El 25 por ciento se sumó en los últimos 12 meses (resultado neto), es decir, 764,8 millones de unidades nuevas. Esa cantidad explica la mitad del aumento de todos los billetes que circulan en el país.

Habría aquí una explicació­n: evitar imprimir papel moneda de más valor para reducir la presión sobre la inflación. El volumen de unidades de mil pesos, por ejemplo, creció en 520 millones, aunque en términos relativos marcó un salto interanual de 141,5 por ciento.

En el circuito bancario se comenta que las bóvedas están tapizadas de unidades de 100 y que parte de ese fenómeno es la resaca de un año en el que se volcaron más de esos papeles para pagar el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE).

Cuando nació, el billete de 100 era la máxima estrella de nuestro cielo monetario: equivalía a 100 dólares. Hoy, si lo dejan, apenas puede comprar 1,06 dólares a cotización oficial o 65 centavos del “solidario”. En casi 30 años, perdió el 99 por ciento de su capacidad de compra frente al dólar. Ya está en el museo de piezas que recorren el arte autóctono de desvaloriz­ar la propia moneda.

En el último año, se sumaron casi 765 millones de billetes de 100 pesos a la circulació­n monetaria.

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LA VOZ/ARCHIVO ÚLTIMA VERSIÓN. El billete de 100 pesos con la imagen de Eva Duarte.
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