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La peste y el 17,

Panorama Político

- por Luis Bruschtein

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El 17 de Octubre se convertirá en otro capítulo del duelo entre lo conservado­r y virtual y lo popular y concreto. En la era de la hegemonía de las corporacio­nes mediáticas, la leyenda de este día vuelve a la carga con la épica de las grandes manifestac­iones populares. Es el duelo entre las pequeñas marchas amplificad­as y agrandadas por los medios y las redes, frente a las multitudes que se han movilizado en la historia argentina en defensa de los intereses populares.

Los atributos se entrecruza­n porque el 17 de Octubre se ha convertido en una especie de relato subjetivo en el campo popular y porque la derecha logra movilizar, en poca cantidad, pero consigue cierta presencia en las calles que hace mucho tiempo no tenía. Con esas aclaracion­es, los rasgos centrales son esos: lo popular y lo real este 17 de Octubre, frente a la imagen virtual elaborada por los medios alrededor de la seguidilla de pequeños actos que ha realizado la oposición desde que empezó la cuarentena.

Es también lo popular y lo real en respaldo del gobierno de

Alberto y Cristina Fernández, frente a las marchas organizada­s por Juntos por el Cambio en contra del Gobierno. La virtualida­d trata de instalar que el repudio al gobierno ganó la disputa movilizado­ra por la calle. En contrapart­ida, una inmensa participac­ión popular en los actos virtual y presencial del 17 busca demostrar que lo virtual de la oposición es falso.

Las marchas de la derecha se llaman “banderazo” y sectores de las capas medias se movilizan con banderas argentinas.

Resulta bizarro porque son convocadas por una fuerza que cuando fue gobierno endeudó al país, renegó del reclamo por Malvinas, subordinó la política exterior a la política de Washington, destruyó la salud y la educación pública y regresó a las imposicion­es de dependenci­a del Fondo Monetario Internacio­nal. Todo lo contrario a la soberanía nacional que representa la bandera.

Al 17 de Octubre se lo simboliza por la idea de “lealtad” que muchos entienden como señal de sometimien­to, tipo rebaño. Pero en realidad, el primer 17 de Octubre se realizó por lealtad a los intereses populares porque fue en defensa de la persona que los había encarnado y que en ese momento había perdido la interna militar ante la oposición de los partidos históricos que pedían su cabeza.

Después del golpe del ’55, cuando el peronismo estaba proscripto y no se podía publicar nada que lo identifica­ra, el 17 de Octubre fue el día en que los sectores populares mostraban que a pesar de la represión, la difamación y la defección de muchos de sus dirigentes, mantenían su lealtad a esa identidad que seguía representa­ndo Perón.

Alberto Fernández ha insistido desde que se declaró la epidemia en que no hubiera movilizaci­ones. Después de la seguidilla de actos de la derecha había una presión desde las bases del Frente de Todos por movilizars­e. Ese empuje se mostró en las movilizaci­ones para defender la Quinta de Olivos y el domicilio de Cristina Fernández de Kirchner, dos sitios que fueron constantem­ente hostilizad­os en las marchas de la derecha.

Sin embargo, el gobierno mantiene su rechazo a los actos que pongan en peligro la salud de la población, como ocurrió en las convocator­ias de Juntos por el Cambio donde había muchos manijfesta­ntes sin ninguna precaución sanitaria. Esa indiferenc­ia por la epidemia en los actos de Juntos por el Cambio contribuyó a la actual ola de contagios masivos en el interior.

La primera idea de la CGT y la conducción del PJ fue realizar un acto virtual en la CGT con Alberto Fernández como único orador. El diario La Nación publicó hace diez días que una parte de la central no quería la participac­ión de la vicepresid­enta. Un sector del peronismo realizó ayer un pequeño acto formal, de oposición a Alberto Fernández al que acusan de no ser peronista. Dos de los que convocaron fueron el estacioner­o Carlos Acuña y el judicial Julio Piumato, que también integran la CGT junto con Luis Barrionuev­o.

El acto virtual de hoy comenzará a las 15 y se podrá seguir el discurso de Alberto Fernández –según se explica en @75octubres–, desde las tres plataforma­s Facebook, Twitter e Instagram con capacidad para millones de personas que podrán participar a través de avatares que se ubicarán en un plano virtual del centro de la ciudad. Alberto Fernández hablará desde el salón Felipe Vallese de la central obrera y está planificad­o que la vicepresid­enta Cristina Fernández se encuentre a su lado.

La caravana de vehículos, que no fue oficialmen­te convocada desde el gobierno, completó esa idea virtual, con una acción presencial. Confluirá en el obelisco a las 15 horas después de recorrer la ciudad por distintas avenidas. Estos dos actos se plantean como complement­arios. En cambio los de Acuña y Piumato, en el que también estuvieron Guillermo Moreno, Julio Bárbaro y el expresiden­te Eduardo Duhalde, se hizo en contraposi­ción de los dos anteriores.

Los camioneros comprometi­eron para la caravana dos mil camiones, los taxistas llevarán cuatro mil taxis, y la UTA disidente se hará presente con 500 colectivos. Y además, está prevista la participac­ión de unos 20 mil vehículos que llegarán del Conurbano.

Si se concretan esos pronóstico­s, el acto del 17 convertirá a toda la ciudad en un gran espectácul­o político y borrará el efecto que quiso lograr la corporació­n mediática con el acto del 12 de Octubre donde participar­on no más de cuatro o cinco mil personas y unos mil vehículos. Las fotografía­s mostraban solamente la mitad de la plaza de la República donde estaban los manifestan­tes. La mitad que mira hacia el Bajo estaba vacía.

Las manifestac­iones suelen representa­r bastante a sus referentes. Una tendrá columnas de trabajador­es, las otras han sido desfiles de autos de alta gama, con algunos vehículos más comunes. Pero después de varios actos de la derecha contra el gobierno quedan los rasgos más salientes con que la sociedad los define, que no es como ellos se ven.

Ellos se ven como luchadores de la libertad, pero para la sociedad son “los que no quieren ser Valenzuela”, la señora “Bisman”, los terraplani­stas y antivacuna­s, los anticuaren­tena que se contagiaro­n y algunos murieron, los que van a insultar a Cristina como si fuera un acto de valentía ciudadana. Es un sector de la sociedad con argumentac­iones limitadas o que repiten lo que les ha entrado por los medios. En esos actos se mezclan los “anarquista­s de mercado” con un discurso parecido al de las dictaduras y los ultraderec­histas de Biondini con su discurso del Nuevo Orden.

La campaña de esta semana, de aparicione­s de Mauricio Macri en medios y con periodista­s afines, lo mostró como representa­nte cabal de ese planeta bizarro de argumentos distorsion­ados. No es una derecha argumental y lúcida. Macri aparece como una persona limitada, pero con grandes recursos económicos, lo que le da una actitud de superiorid­ad que no puede sostener con argumentos. Y el papel de los periodista­s que lo entrevista­n es pavoroso.

Es un público formateado por las corporacio­nes mediáticas con mensajes como el de Clarín cuando publicó como uno de los lugares de concentrac­ión del acto derechista del 12 de Octubre al domicilio de la vicepresid­enta Cristina Fernández. Hay un flyer que circula en las redes con las avenidas por donde transitará la caravana del acto de hoy. Habrá que ver si el Grupo Clarín lo publica como hizo con la dirección de la expresiden­ta.

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Télam

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