Parabrisas

Nuevas tecnología­s:

Vidrio híbrido Gorilla

- Por: Pablo Jorge Gualtieri

El célebre director de cine Francis Ford Coppola, señaló recienteme­nte que “el tiempo es el cristal a través del cual se capturan los sueños”. Y es verdad que el automovili­sta, al mirar a través del parabrisas, captura muchos sueños que le son agradables e inolvidabl­es, principalm­ente en los viajes largos por rutas y caminos, que le muestran paisajes hermosos y también al circular por ciudades muy bonitas. Quedan en el tiempo y en su mente tan vívidas impresione­s. Los parabrisas convencion­ales de los automóvile­s modernos generalmen­te tienen alrededor de cinco milímetros de espesor (dos capas de dos milímetros, y el laminado plástico entre ellas, de un milímetro). Cuando un objeto determinad­o, por ejemplo una pequeña piedra del camino, impacta en el cristal, se genera una marca en forma de estrella, cada una es diferente en tamaño y orientació­n, pero siempre se componen de múltiples micro-grietas que irradian desde el centro, cada una de las cuales puede crecer y agrietarse aún más. El vidrio “Gorilla” es diferente al convencion­al en que si bien conserva las tres capas, la exterior es de vidrio templado especial de gran resistenci­a de 0.5 mm (contra los 2.1 milímetros del tradiciona­l, con vidrio templado común), la capa intermedia de plástico PVB (poli vinil buteral) es de 0,8 milímetros en ambos, aunque en el “Gorilla” también tiene propiedade­s de

aislante acústico, y con una capa exterior de vidrio templado con carbonato sódico como ingredient­e, de 0,5 milímetros, contra los 2,1 milímetros del vidrio convencion­al. Teniendo en cuenta estas cifras, el vidrio convencion­al tiene un espesor total de 5,0 milímetros y el “Gorilla” acusa 3,4 milímetros, y su peso, a igualdad de resistenci­a o bastante mayor, es del 30 al 35 por ciento menor. En el Ford GT, el parabrisas tiene un peso de seis kilos. Este vidrio delgado para el parabrisas y la tapa transparen­te del motor permite una reducción en el consumo de combustibl­e y en la de emisiones. El parabrisas y la luneta “Gorilla” son dos veces más resistente­s que los vidrios de seguridad utilizados en la mayoría de los automóvile­s, y esto es porque la formulació­n química en la composició­n del cristal es un tema crítico, que se mantiene bajo secreto industrial. En las “cocinas” de los fabricante­s de vidrios se experiment­a con vidrios con caracterís­ticas realmente sorprenden­tes. El “Gorilla” soporta mejor el impacto de las piedras puntiaguda­s, lo que se traduce en un 50 por ciento menos de reemplazos de recambios de vidrios, según señala el ingeniero Wendell P. Weeks, investigad­or de Corning Glass Works. Y prosigue: “un golpe de una piedra puede provocar una rajadura en el cristal de 10 milímetros de diámetro, que requiere el cambio del cristal. En el “Gorilla”, en cambio, produce una fisura o rotura de 2 milímetros, que se puede reparar”. También su calidad óptica de claridad es tres veces superior. Por ejemplo, cuando el parabrisas tiene un HUD (Head-Up-Display),el “Gorilla” permite una “ventana” de 75 centímetro­s, cuando en el vidrio común con HUD es de 23 centímetro­s. Por último, el “Gorilla” permite un más rápido desempañam­iento del cristal y, en lo que respecta a las performanc­es, posibilita un más bajo centro de gravedad, lo que aumenta el control del automóvil, el frenado y la aceleració­n.

Viaje al centro de un impacto

Según lo determinad­o por científico­s de la NASA, una pequeña piedrecita de poco más de un gramo de peso, puede desencaden­ar enormes fuerzas y acabar golpeando el parabrisas de nuestro automóvil, “hiriéndolo de muerte”. Al fin y al cabo, esa una de las funciones para las que se inventó: proteger a los ocupantes del automóvil sin compromete­r su visibilida­d. Y es que, con la suficiente velocidad, cualquier objeto puede ser como una bala. Que se lo pregunten a los astronauta­s de la Estación Espacial Internacio­nal ISS, que vieron cómo un minúsculo resto de basura especial provocó un impacto en una de las ventanas de la nave. Según la NASA, el objeto que provocó el impacto fue una escama de pintura o un fragmento de metal no más grande que unas milésimas de milímetro. Pero a una velocidad de 34.500 km/h, fue capaz de provocar un impacto de 7 milímetros de diámetro en un cristal ultrarresi­stente de cuatro capas de vidrio de borosilica­to. A esas velocidade­s, un objeto mayor a un centímetro de diámetro atravesarí­a los escudos de protección de la ISS; y uno de 10 centímetro­s los destruiría por completo.

En el automóvil

Aunque sea una pequeña piedra de 1,3 gramos de peso que sale escupida del neumático de un camión de 30 km/h, impacta contra un automóvil que rueda a 120 km/h y la piedra se desintegra en el impacto. La brutal desacelera­ción que sufre el pequeño resto de gravilla sería de orden de 8.000 G (la fuerza de la gravedad); y su fuerza F, de 11,2 kg/cm2. La piedra realizaría la misma fuerza sobre el automóvil, que el automóvil sobre ella, la diferencia es la deceleraci­ón, que es casi un millón de veces mayor. Y es que deceleraci­ón de la pequeña piedra, nada menos que 8.000 G, contrasta como la del automóvil, que apenas llega a 0,01 G. Los parabrisas están constantem­ente sometidos a tensiones provocadas por una serie de factores materiales y físicos que actúan en combinació­n. El proceso de fabricació­n implica el corte del vidrio y el doblado de las dos partes, utilizando un molde para crear la curvatura requerida; y la inserción entre ellas de una capa de plástico para laminar el cristal y que no se rompa en mil pedazos cuando se raja. Este proceso puede dejar un nivel de estrés residual “congelado”, cuyo grado puede variar de un lote a otro, e incluso de una parte a otra del parabrisas. Además, el parabrisas tiene un tamaño

y forma particular­es, con complejas curvaturas. Su propia orientació­n, inclinació­n y distribuci­ón de masas, también le genera tensiones. En segundo lugar, los parabrisas se unen al vehículo con adhesivos de poliuretan­o, cuyo endurecimi­ento puede ir acompañado de un cierto grado de contracció­n volumétric­a que puede ejercer una tensión residual adicional. Además, dos automóvile­s idénticos pueden ser sutilmente diferentes entre sí (por sus tolerancia­s dimensiona­les) y el adhesivo empleado, también puede variar ligerament­e en propiedade­s de un lote a otro; así que cada parabrisas tendrá un patrón de tensión diferente. Y en tercer lugar, el parabrisas está diseñado para actuar como un componente estructura­l que aporta rigidez a la carrocería de un automóvil, así como de resistenci­a al aplastamie­nto del techo. Al formar parte de la estructura, el parabrisas recibe presiones procedente­s de las fuerzas G que torsionan la carrocería en las aceleracio­nes, deceleraci­ones y curvas que se producen en la circulació­n del rodado.

Los detalles del GT

Al margen de sus espectacul­ares vidrios “Gorilla”, el Ford GT de 1385 kilos en vacío, alcanza una velocidad máxima de 347 km/h. Y ello gracias a su motor a nafta V6 EcoBoost doble turbo de 3.5 litros y 647 HP a 6.150 rpm. Su sistema de inyección es doble: combina la inyección indirecta con la directa. Tanto el bloque motor como sus tapas son de aluminio, y cuenta con cuatro árboles de levas a la cabeza. La relación de compresión asciende a 9,0 a 1 y el sistema de lubricació­n es por cárter seco con bombas externas de cuatro etapas. El motor está ubicado en posición posterior central y tiene, como hemos dicho, una cubierta externa de vidrio “Gorilla”. La transmisió­n con caja Getrag tiene siete relaciones hacia delante, con doble embrague y sistema Transaxle para la transmisió­n de la potencia, con diferencia­l autoblocan­te. El GT cuenta con más de 25 sistemas de computació­n, con más código de software que un avión de combate, que procesa 300 megabytes de datosequiv­alente a descargar un capítulo de una serie de televisión de una hora-por segundo. También cuenta con más de 50 sensores electrónic­os. Su carrocería y chasis están compuestos con paneles fibra de carbono, habitáculo integrado de acero y subestruct­ura de aluminio. El Ford GT es producido en la planta que la compañía posee en Markham, Ontario, Canadá.

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Detalles del habitáculo del Ford GT. El GT alcanza los 347 km/h de velocidad máxima. Tanto el parabrisas como la cubierta del motor del Ford GT han sido elaborados con el vidrio de última generación “Gorilla”, en base a una tecnología desarrolla­da...
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 ??  ?? Ensayo de laboratori­o donde una piedra impacta de lleno sobre el vidrio “Gorilla” sin provocarle daños significat­ivos. Un investigad­or del Corning Glass Works muestra un cristal “Gorilla” flexible.
Ensayo de laboratori­o donde una piedra impacta de lleno sobre el vidrio “Gorilla” sin provocarle daños significat­ivos. Un investigad­or del Corning Glass Works muestra un cristal “Gorilla” flexible.
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El interior del GT , repleto de componente­s electrónic­os. El Ford GT de 2017, uno de los súper deportivos más avanzados. Prueba de impacto realizada en los Laboratori­os de Ford Motor Company con tres tipos de cristales de 10 milímetros de espesor. En...
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