CONSEJOS
Jorge Omar Del Rio
Es muy común ver por nuestras calles vehículos policiales que por su estado estuvieron involucrados en accidentes, algunos de ellos seguramente de cierta gravedad.
Debido a esas observaciones, recibimos una gran cantidad de consultas y son tema de análisis durante nuestras actividades en la Escuela de Manejo Avanzado, por lo que trataremos de compartir algunas de las conclusiones a las que se fue llegando.
En primer lugar notamos que, más allá de las características individuales de cada situación, aparece un factor recurrente por tratarse de hechos similares: en la mayoría de los casos, los accidentes se produjeron cuando, por motivos inherentes a su actividad, los vehículos se desplazaban a velocidades superiores a las del tránsito normal o realizando maniobras no habituales. Esto influyó también en las consecuencias más graves que ocasionaron los siniestros.
Por otra parte se comentó que, aunque con menor difusión periodística, también se produce una cantidad importante de accidentes de serias consecuencias que involucran ambulancias o vehículos de emergencia médica.
Se realizó una comparación directa de la tarea específica que desarrollan los conductores de los vehículos que producen estos accidentes, ya que, aunque motivados por diferentes causas, resulta claro que hay momentos en los que tienen la necesidad de desplazarse con velocidades y maniobras que les permitan avanzar más rápido sorteando las condiciones de tránsito.
Esos momentos suelen crear, sin dudas, situaciones de gran tensión para esos conductores: en algún caso pueden estar trasladando alguna persona que necesita urgente atención médica; en otros, tratando de llegar lo antes posible a alguna llamada por un hecho delictivo; o, lo que es peor, pueden encontrarse en la persecución de delincuentes en fuga.
En esto aparece la importancia decisiva de la tarea de cada uno de esos conductores al comando de sus vehículos. Saben que cuentan con una mayor libertad con respecto a las reglamentaciones de tránsito, como
superar las velocidades máximas permitidas, cruzar semáforos en rojo, y tener prioridad en las intersecciones y cambios de mano, entre otras.
Pero es necesario que tengan la idoneidad suficiente para que, aun dentro de la situación y con toda la tensión que implica, controlen su vehículo dentro del tránsito procurando, principalmente, no causar daños a terceros.
Capacitados
Surgió entonces la inquietud respecto a cómo son los mecanismos para determinar con adecuada certeza quiénes son las personas que están capacitadas para desarrollar esa tarea.
Nos encontramos con que en ese sentido no existen previsiones especiales para definir un aspecto tan importante, ya que los requerimientos legales solamente establecen que la persona debe tener licencia para conducir.
En algunos casos se llega a pedir que dicha licencia sea de carácter profesional, la que en general se obtiene con uno o más años de antigüedad en la licencia particular y un certificado de buena conducta.
Parece que este detalle permite comenzar a entender parte de la problemática, ya que esta categoría de licencias en realidad está prevista para habilitar a los conductores de una muy amplia gama de vehículos, como ómnibus de transporte de pasajeros, camiones de carga con o sin acoplado, taxis, remises, y varias opciones más que cubren todas las posibilidades.
Simplemente al enunciar todas estas opciones parece fácil comprender que no son comparables los requerimientos necesarios desde el punto de vista de la conducción.
No es lo mismo conducir en la ciudad un ómnibus de pasajeros que conducir en la ruta un camión con acoplado o un semi-remolque transportando treinta toneladas.
Y mucho menos cualquiera de estas situaciones puede compararse con la conducción de una ambulancia o un móvil policial en situación de emergencia.
Es evidente que están faltando en nuestro país las previsiones que permitan intentar disminuir las consecuencias de los errores humanos ante esas circunstancias.
En general se puede decir que hay una falta de conciencia generalizada respecto de lo que significa la tarea de conducir vehículos en nuestro tránsito y, tal vez por eso, lamentablemente seguimos aumentando las estadísticas de accidentes alarmantes.
Resulta importante comprender que es posible intentar modificar esta realidad, ya que las personas pueden aprender a desarrollar mejor su tarea cuando están al comando de un vehículo.
No alcanza simplemente con el concepto de pensar que “ya saben manejar” y tienen licencia habilitante como método para identificar la idoneidad de una persona que estará al comando de un vehículo.
Nuestra experiencia de tantos años en el ámbito privado y con algunos organismos estatales nos permite comprobar que es posible disminuir significativamente la siniestralidad de grupos grandes de vehículos y personas, cuando se les brinda la capacitación adecuada para cada caso.
Y comprender este concepto resulta importante: no es lo mismo lo que tiene que aprender un conductor de un camión con acoplado que circula en la ruta, que lo que tiene que aprender quien conduce un ómnibus escolar en la ciudad.
Importar ideas
Los países que consiguen mejores resultados con respecto a la cantidad de accidentes de tránsito tienen bastante definidos diferentes programas de capacitación que las personas deben recibir, según sea el tipo de licencia que estén solicitando.
Esos programas son de duración muy variable y de diferentes contenidos: los que aspiran a conducir automóviles realizan programas de varios días, pero los que quieren obtener una licencia para conducir camiones de gran porte deben realizar cursos que duran varias semanas. Y en todos los casos se trata de cursos teórico-prácticos, ya que realmente no es posible pretender que una persona adquiera la destreza y la coordinación física necesarias para controlar un vehículo simplemente leyendo un texto.
También son diferenciados los contenidos para concentrarse específicamente en los más importantes para cada caso, ya que de esa manera se acotan los tiempos que requiere cada programa.
Los conductores de vehículos policiales, por ejemplo, reciben, además, una capacitación específica para su actividad, que incluye el aprendizaje sobre técnicas de conducción a alta velocidad, control de desplazamientos del vehículo, maniobras de emergencia o contacto, y varias otras situaciones que pueden aparecen durante el desarrollo de su tarea.
Sobre la base de las experiencias comprobadas es posible afirmar que, a través de programas de estas características, realizados seriamente, se disminuye mucho la posibilidad de que se produzcan tantas situaciones dolorosas. Ojalá se concrete en nuestro país.