Doble o nada
formas tóxicas de relacionarse y lleva a la discusión o a la charla.
hay violencia verbal, algo de pasión, reproches, gritos, lágrimas, humor ácido; un ídolo con pies de barro, una mujer que pasa de líquido a sólido al ser manipulada. Es el ejemplo de cómo se producen y se desarrollan los nexos tóxicos”, explica Solá y agrega: “Es una obra que esboza la crueldad con la que el hombre ha tratado a la mujer y sostiene un espejo frente al público con la esperanza, por mi parte, de que produzca un duro rechazo a esa forma de actuar. Es una invitación, también a reflexionar después. no da respuestas, sin embargo en los 90 minutos que dura la obra la mayoría saldrá reconociéndose en alguno de esos comportamientos, y, probablemente, avergonzándose de haberlo tenido. Es una obra incómoda y muy necesaria para los tiempos que corren. Y también ‘perversa’, porque por momentos el público se descubre riendo de situaciones o comentarios atroces”, completó Solá.